La sorprendente simbiosis entre hongos y arbustos en el desierto: ¿el secreto de la vida en el Atacama?
2025-01-17
Autor: Mateo
En el inhóspito Desierto de Atacama, donde la hiperaridez impera de manera permanente, se esconde un extraordinario secreto sobre la supervivencia de la vida. Este ecosistema, conocido como el más seco del mundo, a pesar de su aridez extrema, alberga una asombrosa diversidad de flora y fauna. Entre los sobrevivientes se encuentran especies de arbustos que desafían las largas temporadas de sequía, como el cachiyuyo (Atriplex clivicola), Chorizanthe desertícola, y el cacho de cabra (Skytanthus acutus).
La mayoría de estas plantas, aunque a menudo parecen secas desde la superficie, están lejos de estar muertas. Bajo tierra, un complejo sistema de hongos microscópicos, conocidos como micorrizas, juega un papel crucial en su supervivencia al proveer nutrientes y protección en condiciones adversas. Este vínculo simbiótico, que se ha desarrollado durante más de 400 millones de años, es esencial para la vida en entornos áridos, un aspecto que hasta ahora no había sido suficientemente explorado en estudios sobre el Desierto de Atacama.
Un reciente estudio realizado por investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y del Laboratorio de Ecología del Desierto de la Universidad de La Serena ha profundizado en esta interacción. Analizando 32 especies de arbustos de la zona costera del desierto, los científicos identificaron que todos los arbustos estudiados mantenían relaciones simbióticas con micorrizas, un hallazgo que sorprendió a los expertos dado que algunas especies, según la literatura, se creía que no tenían tal vínculo.
El investigador Cristián Delpiano señala que esta relación es comparable a nuestra flora bacteriana, la cual nos ayuda a extraer nutrientes de los alimentos que consumimos. El intercambio es recíproco: las plantas proporcionan azúcares a los hongos, mientras que estos les ayudan a absorber nutrientes esenciales del suelo.
Lo que es aún más fascinante es cómo estas micorrizas permiten a las plantas optimizar su acceso a nutrientes limitados, como nitrógeno y fósforo, en un entorno donde el agua y los recursos son escasos. Esto sugiere que bajo la superficie del desierto existe un vasto almacén de recursos, que las plantas deben gestionar sabiamente para sobrevivir durante años.
Además, se ha descubierto que la forma de las raíces también influye en su capacidad de adaptación. Las raíces más gruesas, que contienen más micorrizas, son más resistentes, pero su capacidad para asimilar recursos rápidamente es limitada. En contraste, las raíces más finas permiten una rápida absorción, aunque son más vulnerables a la muerte en condiciones adversas.
Otra de las interacciones sorprendentes es el posible efecto de las micorrizas en la defensa de las plantas contra patógenos. Se sugiere que podrían inducir a las plantas a desarrollar un tejido más eficiente para la adquisición de recursos, actuando de manera similar a un sistema inmunológico.
"Estos hallazgos rompen con la idea de que las plantas son seres solitarios en su lucha por sobrevivir", concluye Delpiano. El estudio destaca la necesidad de seguir investigando la colaboración en la naturaleza, ya que el Desierto de Atacama no solo es un ecosistema brutalmente desafiante, sino que también actúa como un verdadero laboratorio para entender las complejas relaciones entre organismos.
Este descubrimiento abre nuevos horizontes en la investigación sobre la biología de plantas y hongos, y podría tener implicaciones significativas en la conservación de la biodiversidad en ecosistemas vulnerables a la desertificación debido al cambio climático. ¡Se avecinan más revelaciones sobre cómo la vida se aferra a los lugares más improbables!