La salud cardiovascular de las personas no solo depende de nuestros hábitos personales, como la dieta o la actividad física, sino que también está influenciada por factores externos, entre los que se encuentran los tóxicos ambientales. En este contexto, Ana Navas, la directora del departamento de Salud Ambiental de la Universidad de Columbia (EEUU), ha destacado la importancia de reducir la contaminación del aire como una prioridad vital.

Recientemente, Navas participó en el I Congreso del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) en Valencia, donde sus investigaciones sobre los efectos de los contaminantes ambientales, especialmente en poblaciones vulnerables, causaron un gran impacto. En su intervención, Navas mostró una preocupante gráfica que correlaciona el aumento de enfermedades cardiovasculares con la exposición a contaminantes desde la década de 1990.

"Es fundamental comprender que los contaminantes ambientales no solo son un problema secundario. Se distribuyen a través del torrente sanguíneo y afectan nuestra salud. La Cardiología Ambiental está tomando fuerza y cada vez hay más evidencia sobre su impacto", afirmó. Ella se centra en los efectos nocivos de la contaminación del aire, compuestos químicos y metales pesados presentes en el agua y el entorno.

Además, la investigadora está encabezando proyectos que examinan la exposición a metales peligrosos en comunidades indígenas de América del Norte, lo que ha revelado riesgos alarmantes para la salud cardiovascular. Estudios recientes han demostrado que la exposición crónica a metales como el cadmio y el arsénico está fuertemente vinculada a problemas graves de salud, especialmente en comunidades desfavorecidas.

Ana Navas enfatiza la necesidad de que las políticas públicas sean un pilar en la lucha contra la contaminación. "No podemos depender solo de acciones individuales para mejorar la calidad del aire; debe ser responsabilidad del gobierno implementar regulaciones efectivas", aseguró.

En el ámbito nutricional, Navas alerta sobre la posible pérdida de la dieta mediterránea en España, que ha demostrado ser crucial para mitigar los efectos de los tóxicos ambientales. "Es nuestra responsabilidad preservar nuestras tradiciones alimenticias que nos mantienen saludables en un ambiente contaminado."

La investigadora también planteó la importancia de considerar el concepto de las siete generaciones en la toma de decisiones. "Cada decisión que tomamos hoy tiene consecuencias para el futuro. Es un llamado a pensar más allá de nuestro tiempo inmediato y a actuar de manera responsable."

Finalmente, su equipo también está ampliando su investigación al campo de las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer, estableciendo conexiones entre el impacto de metales tóxicos y el metabolismo en la salud cerebral. "Estamos al comienzo de esta investigación, pero las primeras señales son prometedoras. Hay un vínculo importante que merece ser explorado más a fondo."

La lucha de Ana Navas es, sin duda, un esfuerzo vital en la protección de nuestra salud frente a los peligros ambientales. ¡Su trabajo podría cambiar el rumbo de la medicina ambiental y la salud pública en España y más allá!