Un impactante juicio comenzó este lunes en Francia contra Sandrine Pissarra, una madre acusada de haber matado de hambre a su hija Amandine, de solo 13 años, en un caso que ha conmocionado a la nación.

La niña fue encontrada en estado crítico en agosto de 2020, pesando apenas 28 kilos. Según los informes forenses, su muerte fue el resultado de un estado de desnutrición extrema, conocido como “caquexia”, que se complicó por una septicemia y un probable síndrome de realimentación.

El triste desenlace ocurrió en el domicilio familiar en Montblanc, donde Amandine no solo sufría hambre, sino también maltrato psicológico. La madre, que había tenido ocho hijos de tres relaciones distintas, ahora enfrenta una posible cadena perpetua por “actos de tortura” y “barbarie.”

Durante el juicio, se reveló que la menor era víctima de un régimen de castigos severos, que incluían privaciones de comida y el aislamiento forzado en un trastero monitoreado por cámaras. El día de su muerte, la madre alegó que Amandine solo pudo consumir pequeñas cantidades de alimentos antes de vomitar y perder el conocimiento.

El abogado del padre de la víctima, Luc Abratckiewicz, describió la situación como un “infierno” y expresó su preocupación por la falta de intervención por parte de las autoridades, a pesar de múltiples alertas sobre el bienestar de Amandine. En particular, durante el primer confinamiento por el COVID-19 en marzo de 2020, la situación se volvió aún más grave al dejar de asistir a la escuela.

El juicio también pone bajo la lupa a Jean-Michel Cros, pareja de Sandrine desde 2016, quien se enfrenta a 30 años de prisión por no haber actuado para proteger a la menor.

La tragedia de Amandine resalta la urgente necesidad de una revisión en los sistemas de protección infantil. Cuatro organizaciones dedicadas a la defensa de la infancia se han constituido como parte acusadora, señalando que, a pesar de múltiples denuncias ante un juez de menores, ninguna acción se tomó para salvaguardar a la joven.

El juicio se desarrollará durante la semana, y se espera que el veredicto se emita el viernes. Este caso no solo expone la profundidad del sufrimiento infligido a Amandine, sino que también plantea preguntas difíciles sobre el papel de la sociedad y las instituciones en la protección de los niños.