¡Impactante! Lo que la ciencia dice sobre dormir solo o acompañado
2024-11-10
Autor: Antonia
Últimamente, investigaciones sobre el sueño en animales han arrojado datos fascinantes: el entorno puede influir significativamente en los patrones de sueño. Por ejemplo, los babuinos oliváceos tienden a dormir menos en grupos grandes, mientras que los ratones pueden sincronizar sus ciclos de movimientos oculares rápidos (MOR) gracias a su compañía.
En las sociedades occidentales, aunque hay algunas diferencias culturales y generacionales, la mayoría de las personas optan por dormir acompañadas. En particular, el colecho entre cuidadores y lactantes es una práctica común que se extiende más allá de las fronteras occidentales, alcanzando tasas de hasta un 60-100 % en regiones de Sudamérica, Asia y África.
Aunque es muy común, el colecho sigue siendo un tema de debate. En las culturas que valoran la autosuficiencia, se argumenta que dormir solo puede ayudar a los bebés a autocalmarse. No obstante, los científicos evolucionistas afirman que el colecho ha sido esencial para mantener a los bebés calientes y seguros a lo largo de la historia de la humanidad.
Más allá de esto, muchas culturas ven los despertares nocturnos de los bebés como una parte normal del desarrollo y la lactancia e, incluso, no esperan que los menores se calmen solos.
A pesar de la preocupación por el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS), estudios controlados que consideran otros factores de riesgo no encuentran diferencias significativas en los riesgos entre bebés que duermen solos y aquellos que comparten la cama con sus padres. Por tal razón, organizaciones reconocidas como la Academia Americana de Pediatría y el NHS sugieren que los bebés duerman cerca de sus padres, pero en superficies separadas.
Se ha investigado si el colecho tiene un impacto en la calidad del sueño. Experimentos realizados en la década de 1990 sugieren que el colecho podría ayudar a fomentar la lactancia materna de manera más efectiva. Los estudios que utilizan sensores de actividad cerebral también han mostrado que el sueño de los bebés y cuidadores puede ser más ligero durante estas noches compartidas, lo cual podría permitirles despertarse más a menudo y, a su vez, mejorar el control de su respiración.
Algunos defensores del colecho argumentan que esta práctica favorece la salud emocional y mental de los bebés, fortaleciendo el vínculo con sus padres y ayudándoles a manejar las hormonas del estrés. Sin embargo, los resultados de estudios son mixtos y no muestran diferencias claras en la salud mental a corto y largo plazo entre quienes comparten la cama y quienes no.
Además, el colecho es frecuente en la infancia, según encuestas globales. Un estudio de 2010 en el Reino Unido mostró que 6 % de los niños compartían constantemente la cama hasta los cuatro años. Esta práctica es común en algunos países como Suecia, donde se considera parte de un entorno enriquecedor.
Sin embargo, compartir la cama no es exclusivo entre padres e hijos; los hermanos también suelen dormir juntos. Un estudio de 2021 en EE. UU. reveló que más del 36 % de los niños de 3 a 5 años compartían cama. La dificultad para dormir a menudo empuja a las familias a optar por el colecho, pero también se ha demostrado que el fenómeno se mantiene entre niños mayores.
Por otro lado, un estudio de 2018 de la Fundación Nacional del Sueño de EE. UU. reveló que entre 80-89 % de los adultos en pareja comparten la cama. Esto incrementa la sensación de cercanía, y algunos estudios sugieren que compartir la cama puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, ya que las parejas sincronizan sus ciclos de sueño.
Sin embargo, no todo es perfecto. Algunas investigaciones indican que las mujeres heterosexuales pueden experimentar una calidad de sueño deteriorada al compartir la cama debido a las molestias causadas por los movimientos de su pareja masculina. También se ha encontrado que las personas que comparten la cama podrían tener menos sueño profundo en comparación con quienes duermen solos.
La investigación sobre el colecho aún tiene muchas preguntas sin respuesta. Por ejemplo, no conocemos del todo los efectos a largo plazo en el desarrollo de los niños ni los beneficios del colecho para adultos más allá de las parejas heterosexuales. Lo que se ha sugerido es que el colecho puede proporcionar consuelo y mejorar la conexión emocional entre padres e hijos.
Al final, no hay una respuesta definitiva sobre si se debe optar por dormir solo o acompañado. Si estás considerando el colecho, es fundamental que tomes en cuenta tu situación personal, incluyendo trastornos del sueño, la salud y la edad de quienes participan en esta práctica.