Salud

¡Impactante! Cómo los microplásticos están arruinando nuestra salud y devastando el planeta

2024-09-28

La invasión de microplásticos se ha convertido en un fenómeno alarmante que afecta a todos los rincones del planeta, desde el aire que respiramos hasta el agua que consumimos. Este contaminante, que se infiltra silenciosamente en nuestros ecosistemas, ya ha sido detectado incluso en los sitios más remotos como la cima del Everest y las profundidades del océano.

Los microplásticos, definidos como partículas de plástico de menos de cinco milímetros, son el resultado de la degradación de productos plásticos más grandes que, por la acción del sol, el agua y otros factores ambientales, se fragmentan en partículas casi invisibles y llegan a ser consumidos por diversas formas de vida.

Richard Thompson, un pionero en estudios sobre microplásticos, acuñó el término en 2004 al descubrir piezas de plástico diminutas en ambientes marinos. Desde entonces, se ha documentado la alarmante presencia de microplásticos en alimentos comunes como la sal, frutas, verduras e incluso en el agua potable, planteando serias dudas sobre su impacto en la salud humana.

La amenaza silenciosa: efectos en la salud

Los peligros que los microplásticos representan para nuestra salud son aún en gran medida desconocidos, pero los primeros estudios sugieren que inhalarlos o consumirlos podría tener efectos adversos. Se han reportado problemas respiratorios, daños celulares y otros efectos perjudiciales, especialmente en animales, lo cual plantea la pregunta inquietante: ¿será que estos efectos se trasladan también a los humanos?

Ariel Herrera, investigador del Centro de Biotecnología Vegetal de la Universidad Andrés Bello, indica que la forma más común en que nos exponemos a estos microplásticos es a través de la comida, ya que están presentes en casi todos los envases. Los efectos de su ingesta pueden variar, pero los estudios muestran un denominador común: son dañinos. En animales, se han observado efectos inflamatorios, neurotóxicos y alteraciones en la salud general, lo que aumenta la preocupación sobre la realidad que enfrentamos como consumidores.

El planeta en peligro

Los plásticos son notoriamente persistentes, con tiempos de degradación que pueden ir de cientos a miles de años, dependiendo del tipo de material y las condiciones ambientales. El polietileno de alta densidad, por ejemplo, puede tardar entre 2,000 a 9,000 años en degradarse. Esto significa que los microplásticos estarán presentes en nuestro entorno durante generaciones si no tomamos medidas drásticas.

Los ecosistemas también están experimentando serios cambios: la entrada de microplásticos ha alterado la estructura del suelo y ha afectado la distribución de microorganismos, esenciales para mantener la salud del suelo y de las plantas. En los océanos, se estima que hay más de 24 billones de microplásticos, lo que equivale aproximadamente a 30 mil millones de botellas de agua de medio litro. Estos niveles de contaminación no solo afectan a los organismos marinos, sino que pueden tener repercusiones en la cadena alimentaria, afectando a los pescados que consumimos y, en consecuencia, nuestra propia salud.

La conclusión inquietante

A medida que los científicos continúan investigando la magnitud de esta crisis ambiental, es evidente que los microplásticos representan una amenaza seria y creciente que debemos enfrentar. Desde el aire que respiramos hasta lo que comemos, los microplásticos están en todas partes, haciendo imperativo que tanto los gobiernos como los ciudadanos actúen para limpiar nuestros océanos y proteger nuestro bienestar. Es hora de tomar conciencia y actuar; cada pequeño esfuerzo cuenta en la lucha contra esta amenaza silenciosa.