La calma en el ámbito económico mundial se ha visto severamente alterada en el último tiempo. Desde que Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, la incertidumbre y la volatilidad han dominado los mercados internacionales.

Los anuncios recurrentes de incremento en los aranceles a productos específicos y países como China, México y Canadá han desencadenado respuestas de represalia por parte de estas naciones. En un movimiento reciente, Canadá y la Unión Europea han decidido imponer aranceles sobre productos estadounidenses que podrían tener repercusiones significativas.

Desde el 10 de marzo, Ontario, una de las provincias canadienses, introdujo un recargo del 25% a las exportaciones de electricidad a Estados Unidos, aunque posteriormente lo retiró. Algunas provincias han decidido pausar la venta de bebidas alcohólicas estadounidenses como medida de presión. Aún más preocupante es que Canadá ha insinuado la posibilidad de aumentar aranceles sobre productos que totalizan más de 20 mil millones de dólares.

Mientras tanto, Estados Unidos ha comenzado a aplicar los aranceles del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio, lo que provocó que la Unión Europea anunciara un aumento de aranceles del 50% sobre diversos productos estadounidenses, incluidos el whisky y las motocicletas, a partir del 1 de abril. Esto se suma a otras medidas que se implementarán a mediados de abril.

Los analistas ya están considerando la posibilidad de que Estados Unidos enfrente una recesión este año. Bruce Kasman, economista jefe de JP Morgan, ha elevado la probabilidad de recesión al 40%, lo que indica un ambiente económico de creciente temor. "La situación actual es alarmante para la economía estadounidense", comentó Kasman, quien destacó que dicho riesgo podría aumentar aún más si las medidas arancelarias tomaran un rumbo más agresivo.

Un preocupante 95% de los economistas encuestados en una reciente consulta coincidieron en que los riesgos de una recesión en Canadá, México y Estados Unidos han aumentado debido a las nuevas políticas comerciales de Trump. Goldman Sachs y Morgan Stanley también han ajustado a la baja sus pronósticos de crecimiento para la economía estadounidense, reduciéndolos a 1,7% y 1,5% respectivamente.

Las posibles repercusiones no se limitan solo a Estados Unidos. Una recesión en esta potencia podría afectar de manera drástica la economía mundial, incluyendo a países como Chile. El Banco Central de Chile, en su último Informe de Política Monetaria, proyectó un crecimiento global del 3% para este año, pero es probable que esta cifra se revise a la baja en su próximo informe.

Expertos chilenos, como Sergio Lehmann de Bci, han expresado la necesidad de monitorear de cerca estos acontecimientos, pues una desaceleración en Estados Unidos afectaría el crecimiento mundial, que podría caer a cifras cercanas al 2,5%. La importancia de Estados Unidos en la economía global es tan considerable que una contracción del 1% podría significar una pérdida de 0,25% en el PIB global.

Natalia Aránguiz de Aurea también alerta sobre la influencia de la guerra comercial. Destaca que Chile, como economía pequeña y dependiente de su principal socio comercial, China, podría sufrir efectos directos. Las tasas de interés locales son también muy susceptibles a los movimientos de la Reserva Federal de Estados Unidos.

El economista Juan Ortiz menciona que la influencia de la economía estadounidense en el crecimiento global es del 15%, por lo que una recesión en EE. UU. podría restar entre 0,5% y 1,5% al crecimiento del PIB mundial. Esto se traduce en un menor crecimiento en economías dependientes como la chilena.

Dado este panorama, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos muestra señales de debilidad mientras se espera que la Reserva Federal se reúna para discutir futuras políticas monetarias, todo en medio de creciente incertidumbre sobre la economía.

La situación no solo afecta a los más grandes, sino que también representa un desafío significativo para los países en vías de desarrollo que dependen del comercio con Estados Unidos. Con cada nuevo anuncio sobre aranceles, el ecosistema económico mundial tiembla. ¿Podrá Canadá y la Unión Europea mitigar el impacto de esta guerra comercial antes de que sea demasiado tarde?