Irán se encuentra en el centro de un intenso debate tras las recientes declaraciones del presidente Masoud Pezeshkian sobre la Policías de la Moral. Este, en su primera rueda de prensa, abordó el acoso que muchas mujeres enfrentan a manos de este cuerpo. "¿Le siguen acosando?", preguntó a una periodista que has denunciado los peligros de ser interceptada por este grupo, especialmente al llevar un hiyab en condiciones no estrictas.

Las declaraciones de Pezeshkian han desencadenado no solo un fuerte debate en las redes sociales, sino también reacciones en el ámbito político. Mohammad Javad Motazeri, presidente del Tribunal Supremo, cuestionó al mandatario, sugiriendo que el verdadero problema es el uso del hiyab, y no el accionar de la Policía de la Moral.

Desde la muerte de Jina Mahsa Amini, ocurrida bajo custodia policial hace dos años, un impresionante número de mujeres han alzado su voz contra el régimen y el uso forzado del hiyab. Elahe Khosravi, una periodista que ha estado activa en las redes sociales, expresó: "Después de tantas muertes, ¿realmente el presidente se pregunta si la Policía de la Moral sigue acosándonos?".

En medio de esta creciente tensión, Mehrdad Darvishpour, sociólogo en Suecia, señala que el desprecio profundo hacia el sistema ha generado un movimiento encabezado por mujeres que es irreversible: "La valentía de estas mujeres se extiende en toda la sociedad. Las manifestaciones masivas pueden estar reprimidas, pero podrían estallar nuevamente en cualquier momento".

Sin embargo, el cambio no solo depende de Pezeshkian. La Policía de la Moral es controlada por el Consejo Supremo de la Revolución Cultural, que tiene la última palabra sobre su accionar y está compuesto por miembros asociados al régimen, incluyendo al líder religioso Ali Khamenei. Este consejo siempre abogará por la preservación de lo que consideran valores islámicos.

Otro aspecto relevante es la reciente decisión de permitir el regreso de profesores y estudiantes que habían sido despedidos durante las protestas tras la muerte de Amini. El nuevo ministro de Educación ha anunciado que quienes fueron forzados a abandonar sus puestos podrán retornar a las universidades, un cambio significativo en el contexto actual.

Motahare Goonei, una estudiante que había sido detenida y suspendida de sus estudios, celebró su regreso a la Universidad de Teherán y está luchando por la reintegración de todos los estudiantes despedidos injustamente. En una emotiva entrevista, Kasra Nouri, un activista político, también manifestó su deseo de volver a las aulas y enfatizó la importancia del derecho a la educación para todos los iraníes, sin distinción de religión o ideología.

Aunque el camino hacia un cambio real en Irán está lleno de desafíos y oposición, la creciente valentía de sus ciudadanos abre un rayo de esperanza en medio del descontento generalizado, que podría llevar a una transformación significativa en la sociedad iraní.