Salud

Escrivá y Sánchez celebran el crecimiento del PIB, pero ¿qué hay del bienestar de los españoles?

2024-09-18

No es la primera vez que líderes de diferentes naciones insisten en que el Producto Interno Bruto (PIB) no es el único indicador clave para evaluar la salud económica de un país. David Cameron, ex primer ministro británico, repetía que era necesario centrarse en el bienestar general, más allá de las estadísticas. Esta reflexión resuena especialmente en el contexto actual de España, donde el anuncio reciente por parte de Ángel Gavilán, director general de Economía del Banco de España, invita a una evaluación crítica de los resultados económicos.

Durante la presentación de las «proyecciones macroeconómicas» y el «informe trimestral» sobre la economía española, el Banco de España ha mostrado un tono optimista. Las proyecciones para el crecimiento del PIB son prometedoras: se prevé un aumento del 2,8% en 2024, seguido de un 2,2% en 2025 y un 1,9% en 2026. Además, se destaca como fortalezas de la economía española el incremento de la población, la resiliencia del sector manufacturero y una creciente demanda exterior. A pesar de ello, no todo son buenas noticias; la creación de empleo parece estar ralentizándose y existen preocupaciones sobre la incertidumbre en el consumo de las familias y en la inversión, lo cual podría impactar en la recuperación a largo plazo.

Pedro Sánchez, que ha tenido una relación tensa con los informes del Banco de España en el pasado, podría sentirse complacido con estos datos. Algunos analistas incluso sugieren que el diagnóstico positivo podría estar vinculado a la reciente llegada de Escrivá a la gobernanza del Banco. Sin embargo, es más probable que las conclusiones de Gavilán se basen en datos sólidos recopilados a lo largo de semanas, sin la intervención de Escrivá. Con la situación actual, ni el gobierno ni el Banco de España necesitan complicadas interpretaciones de los datos; la realidad es favorable y habla por sí sola.

Lo que preocupa es que, a pesar de este crecimiento del PIB, la renta per cápita no está creciendo. Esto plantea la pregunta crucial: ¿Realmente se está mejorando el bienestar de los españoles? La respuesta parece ser negativa, lo que indica que si bien la economía se expande, muchos ciudadanos sienten que esos beneficios no están llegando a sus bolsillos. En un contexto donde la inflación y otros factores siguen afectando la vida diaria, será imperativo considerar no solo las tasas de crecimiento, sino la calidad de vida en el país. ¿Podrán Sánchez y Escrivá lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y el bienestar ciudadano, o se quedarán atrapados en las cifras?