¿Esclavizados por el algoritmo de Google? ‘El bienestar emocional es una carrera de fondo, no un golpe de suerte’
2024-11-16
Autor: Emilia
Vivimos en una época de estrés que amenaza nuestra salud mental, caracterizada por una constante hiperexigencia y una conexión ininterrumpida al mundo digital. La pregunta es: ¿realmente entendemos quién tiene la última palabra? Pareciera que el algoritmo de Google se ha convertido en el maestro de nuestras decisiones, dictando qué contenido consume nuestra atención y cómo distribuimos nuestro tiempo.
Este algoritmo decide cuáles son nuestras compras, qué información es digna de ser leída y cuáles son las tendencias que merecen nuestra interacción. En última instancia, no se rige por criterios de fiabilidad o precisión; su único propósito es captar clics. Funciona como un corcel desenfrenado que salta de un tema a otro, intentando averiguar qué puede captar más nuestra curiosidad por un par de segundos.
Así es como nos convertimos en marionetas del algoritmo, alimentando su voracidad con cada like y comentario que emitimos. Nos esforzamos por hacer lo que sea necesario para que nuestro contenido se vuelva viral, incluso a costa de tomar decisiones poco razonables que podrían perjudicarnos a largo plazo.
He sido testigo de esto tanto en mi vida personal como profesional. Compañeros escritores, sin un plan claro, fluctúan entre estilos y temáticas tratando de enamorar a un algoritmo caprichoso. Al final, lo que resulta es una pérdida de credibilidad. Los lectores comienzan a desconectarse, frustrados por no encontrar valor en lo que consumen, expuestos a la desinformación, comentarios engañosos y artículos que carecen de rigor.
¿Y quién es el culpable? La falta de discernimiento y el deseo de instantaneidad nos llevan a un camino de consecuencias desastrosas. Cada clic y cada elección de contenido tiene repercusiones que regresan a nosotros, a menudo en forma negativa.
Después de doce libros, diez años como divulgador y tres décadas de experiencia como psicólogo, puedo afirmar que el bienestar emocional y físico debe ser visto como una maratón, no como un golpe de suerte. Se trata de resistir la tentación de seguir las últimas modas, ignorar las distracciones del algoritmo, y nutrirnos de fuentes de información confiables.
Es preferible estar desinformado que recibir información falsa que distorsione la realidad. En un mar de datos que constantemente se actualizan, necesitamos un buen barco con un capitán firme que nos guíe a través de las turbulentas aguas impuestas por el algoritmo, manteniendo el rumbo hacia lo que realmente nos beneficia.
Paciencia y criterio serán nuestras mejores armas. El futuro pertenecerá a quienes sepan priorizar lo esencial y distinguir entre lo que es significativo y lo que solo capta momentáneamente la atención. Un minuto de fama se desvanece rápidamente. Sin dirección y en medio de la confusión, nos encontramos a menudo estresados y desorientados. La situación de ser víctima del algoritmo es paralela a la vida misma: mientras algunos se dejan llevar por las corrientes y el viento, hay quienes navegan con un propósito claro, alcanzando finalmente el puerto que anhelan.