El pasado jueves, el fútbol peruano se vio sacudido por un escándalo que podría cambiar la revolución del deporte en el país. Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), fue detenido en la madrugada, enfrentando graves acusaciones de fraude, lavado de activos y corrupción, que han dejado al país en estado de shock.

Las imágenes impactantes de la policía entrando a la casa de Lozano se han viralizado rápidamente, ilustrando el nivel de la crisis. Al ser conducido al vehículo policial, Lozano clamó por justicia: 'Espero que se haga justicia, que todo se aclare'. Sin embargo, la justicia peruana no le da tregua, al señalarlo como líder de una supuesta 'organización criminal'.

La controversia se enmarca en la compleja negociación de derechos televisivos de la liga de fútbol peruana, un proceso que tuvo su clímax en Chile. La historia se remonta a 2020, cuando Lozano y sus aliados intentaron transformar el sistema de transmisión, desatando la ira de Alianza Lima, el club más emblemático del país.

La situación provocó una intensa disputa entre la FPF y varios clubes, quienes se rebelaron contra el manejo centralizado del presidente. Pese a las amenazas de demandas, Lozano puso su mirada en el modelo chileno, buscando replicar su éxito en Perú. En julio de 2020, propuso a la asamblea contratar a Grupo Prisma SPA, alegando que ellos serían clave para elevar el valor de los derechos de transmisión.

Sin embargo, la trama se complica cuando se revela que Lozano cerró el contrato con varias empresas vinculadas y se conformó una polémica comisión de derechos televisivos que fue criticada por falta de transparencia. Su conformación incluyó a personas cercanas a él y sus viajes a Chile despertaron sospechas. El escándalo se intensificó cuando la fiscalía brasileña detectó que el proceso estaba plagado de conflictos de intereses, ya que familiares de los miembros de la comisión estaban vinculados a la empresa 1190 Sports.

Esta conexión llevó a la suspensión del proceso de licitación, a pesar de que 1190 Sports fue la única que presentó una oferta. Las irregularidades en el manejo de esta negociación han puesto en tela de juicio la integridad de Lozano y su administración.

Chile juega un papel crucial, ya que la empresa 1190 Sports, establecida allí y con un crecimiento significativo en el mercado deportivo, estaba en el centro de la atención. A través de la consultora Prisma SPA, los directivos peruanos facilitaron el proceso de renegociación, que involucraba viajes frecuentes y reuniones sospechosas con notarios, lo cual ha suscitado la furia de las autoridades.

La figura detrás de 1190 Sports, David Belmar Torres, ha emergido como un jugador clave en esta saga. Co-fundador de la empresa, Belmar estuvo vinculado a la televisión chilena y su reciente incursión en el fútbol peruano ha desatado una serie de análisis sobre prácticas comerciales cuestionables.

Con las autoridades avanzando en la investigación, Lozano y sus cómplices enfrentan un periodo de 15 días de detención mientras se intensifican las pesquisas. Aunque actualmente no hay chilenos involucrados oficialmente, la situación podría cambiar en cualquier momento, ya que se prepara una ampliación de la querella que podría incluir a otros responsables. ¿Se desmantelará una red delictiva que amenaza el deporte en la región? La saga apenas comienza.