La reciente maniobra en el club Universidad de Chile ha dejado a muchos sorprendidos y con ganas de entender la trama oculta detrás de la compra de acciones. Michael Clark, actual presidente de Azul Azul, ha logrado convertirse en el socio mayoritario de la concesionaria del club tras la silenciosa compra de las acciones de Sartor, un movimiento que ha hecho sonar las alarmas en el entorno deportivo.

La compra se produce en un contexto complicado, ya que el grupo Sartor sufrió un golpe devastador luego de que la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) ordenara la liquidación de su división de administración de fondos. Según reportes, el resto del directorio de Azul Azul se enteró de esta transacción por la prensa, lo que reveló un manejo poco transparente y despertó la atención de las autoridades reguladoras.

El control absoluto de Clark significa que tendrá la capacidad de elegir a siete de los once directores en la próxima renovación de la mesa, prevista para abril. Esto le otorga un poder significativo dentro del club, dejando entrever que su objetivo es asegurar su dominio en la dirección del equipo.

Con respecto a Victoriano Cerda, asociado con el club desde la llegada de Sartor, se habla de su posibilidad de inyectar más recursos a Azul Azul. Cerda, que recientemente vendió su participación en Huachipato por 25 millones de dólares, podría estar interesado en adquirir parte del control en Azul Azul, aunque esto genera incertidumbres sobre las intenciones y el verdadero rumbo del club.

La transacción, que tuvo lugar en las sombras, ha generado especulaciones sobre el verdadero monto involucrado, ya que los detalles han sido mantenidos en secreto. Sin embargo, estimaciones de prensa apuntan a que la participación de Sartor se valoró en 15 millones de dólares en transacciones previas.

Se rumorea que una reconfiguración del directorio podría ser inminente, aunque esto solo sucedería si un miembro actual renuncia. Michael Clark podría, entonces, ejercer su influencia y remodelar la dirección del club con gente de su confianza, lo que podría encender aún más las tensiones dentro de la administración.

La CMF ha expresado sus preocupaciones sobre el proceso, alegando la falta de una Oferta Pública de Adquisición (OPA), un paso esencial en procesos de compra de esta magnitud. Esto ha llevado a Clark a tener que rendir cuentas en un plazo de 24 horas para aclarar detalles sobre la adquisición.

En medio de todo el revuelo, la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) está monitoreando de cerca la situación. Por ahora, la operación no afecta la licencia de operación del club, pero el daño reputacional es considerable. Se espera que el análisis de Clark sea crucial para aclarar el estado actual del club y su futuro en el fútbol chileno.

Mientras tanto, los hinchas de la U están en vilo, preguntándose cuáles serán las implicaciones de estos cambios en la administración. La narrativa de un regreso a la grandeza podría verse empañada si la situación no se maneja con la transparencia que todos esperan. ¡Se avecinan turbulencias en el horizonte del fútbol nacional!