Este miércoles, el mundo del streaming fue sacudido por la impactante noticia del asesinato de Airi Sato, una streamer japonesa de 22 años, quien fue apuñalada mientras transmitía en vivo en una concurrida calle de Tokio.

Según informes de NHK, Sato se encontraba en el distrito de Shinjuku cuando un hombre la atacó en repetidas ocasiones. Este individuo ha sido identificado como Kenichi Takano, de 42 años, un seguidor de Sato en redes sociales, quien en su declaración inicial afirmó que la streamer tenía una significativa deuda con él.

¿Quién era Airi Sato?

Airi, conocida en el ciberespacio como “Mogami IA”, realizaba frecuentemente transmisiones en una plataforma llamada Fuwatchi, donde interactuaba con cientos de seguidores. Tenía más de 2.400 seguidores y se había convertido en una figura popular entre los streamers de Japón.

Un admirador declaró que aunque Airi acumulaba gran popularidad, también enfrentaba críticas y ataques por parte de algunos detractores. “Era encantadora y tenía un talento especial para conectar con su audiencia. Incluso organizaba eventos en bares donde podía conocer a sus fans en persona. Había muchos que le enviaban donaciones, ya que estaban 'enamorados' de ella”, compartió el testigo.

No obstante, su vida no era tan idílica como parecía. En un giro de eventos inquietante, se mencionó que en una ocasión Airi eliminó su cuenta online y la recreó, lo que se especula pudo haber sido consecuencia de problemas con acosadores o seguidores problemáticos.

Airi nació en Tama City, pero se mudó a Tokio en 2021, donde trabajaba en un restaurante en el barrio de Takadanobaba para complementar sus ingresos como streamer. Sin embargo, la presión económica parecía estar afectando su vida personal. Se descubrió que Airi mantenía una deuda de 2 millones de yenes (aproximadamente 12,6 millones de pesos chilenos) con Kenichi Takano, un vínculo que se había vuelto tóxico y potencialmente mortal.

Kenichi Takano fue detenido por la policía tras el ataque, y se descubrió que también tenía sus propias deudas acumuladas en varias instituciones financieras. Esto evidencia un entramado de problemas económicos y relaciones complicadas que rodeaban a ambos individuos, culminando en esta tragedia.

La muerte de Airi Sato ha generado un intenso debate sobre la seguridad de los streamers en Japón y los peligros que enfrentan al interactuar con seguidores, así como la creciente preocupación por el acoso online que puede llevar a consecuencias fatales. Este caso no solo revela la vulnerabilidad de las jóvenes en el mundo digital, sino también la urgente necesidad de establecer medidas de seguridad para quienes viven bajo el ojo público.