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El impactante retorno de Top Chef, la conexión con los fans y un insólito encuentro con Alfredo Castro: Alonso Quintero revela su actual vida en la televisión

2025-03-29

Autor: Pedro

Alonso Quintero, el carismático actor de 31 años, recuerda con nostalgia sus inicios en la pantalla chica. En 2007, cuando formaba parte del elenco de Vivir con 10 (CHV), la fama era algo que aún le generaba incomodidad. "Me daba vergüenza cuando la gente me saludaba en la calle", confiesa. A los 14 años, era común que le preguntaran: — ¡¿Eres tú el de la televisión!? Y su respuesta inmediata era: — No, es un primo.

A medida que el tiempo pasaba, Quintero comprendió que esa atención no era para hacerle sentir incómodo, sino que los espectadores realmente valoraban su trabajo y se sentían identificados con sus personajes. En una reciente entrevista con La Cuarta, comparte que las interacciones con sus fans son siempre positivas, incluso en situaciones festivas, donde, a veces, le ha tocado lidiar con "fans borrachines" que simplemente querían compartir un momento agradable. "Te hablan más, pero siempre en buena onda", aclara.

Su primera experiencia como concursante en Top Chef le brindó una frescura nueva en las relaciones con sus seguidores. A partir de allí, la gente no solo lo reconoce por sus papeles dramáticos, sino también por su personalidad auténtica que mostró durante el programa. "Top Chef me generó una relación distinta con la gente. Creo que fue la primera vez que me vieron siendo yo mismo", dice entre risas. Sin embargo, reconoce que, al ser una figura pública, siempre existe el riesgo de ser percibido de una manera negativa.

"Ha sido la experiencia más estresante de mi vida", confiesa, pero también resalta los lazos que creó con sus compañeros, asegurando que la diversión y las risas fueron la clave para sobrepasar la tensión del concurso.

En sus recientes proyectos televisivos, no solo se ha sumado a la interesante trama de El jardín de Olivia (Mega), sino que también está explorando nuevos personajes complejos. Su rol como Bastián Walker ha traído consigo una imagen más multifacética; lejos de ser el típico villano, él debe enfrentarse a los dilemas de un joven que busca la aprobación de su padre y que, a menudo, se ve envuelto en problemas. "Soy el hijo desordenado que siempre se está mandando cagadas", narra con sinceridad.

La serie también aborda temas sensibles como el Trastorno del espectro autista (TEA) a través de la relación de Bastián con su sobrina. Alonso valora la responsabilidad social que tienen las teleseries de reflejar realidades que generan diálogos importantes en la sociedad.

“Las familias han sido muy jerarquizadas históricamente, por lo que es valioso ver a los personajes cuestionar esos roles”, explica. A través de estas historias, se invita a los espectadores a reflexionar sobre sus propias dinámicas familiares.

En otro giro inesperado, Quintero comparte un mítico encuentro con el aclamado actor Alfredo Castro, a quien considera una leyenda del teatro chileno. Relata que en un evento político, se sintió nervioso al acercarse a saludarlo, y Castro lo recibió con una naturalidad que le hizo reflexionar sobre la horizontalidad en las relaciones en el mundo del espectáculo, una dinámica que él aprecia tal vez por su formación en un colegio Montessori.

"Me parece admirable que podamos romper con esas jerarquías", comenta, evidenciando su deseo de mantener relaciones fluidas y humanas en el ámbito profesional. Y sobre la depresión funcional, un tema que se aborda en la serie, Quintero se muestra consciente de lo crítico que puede ser el silencioso sufrimiento de quienes parecen llevar una vida normal. "Es fundamental aprender a reconocer estas señales en nuestros seres queridos", concluye.

Así, Alonso Quintero sigue navegando un camino lleno de desafíos y aprendizajes en la televisión, siempre fiel a sí mismo y apoyando causas relevantes a través de su arte.