La gastronomía francesa es considerada una de las más exquisitas y sofisticadas del mundo, pero también hay que tener en cuenta que esconde algunas historias inquietantes. Una de ellas gira en torno al polémico 'Escribano hortelano' o 'Ortolan bunting', un pequeño pájaro europeo cuya carne es conocida como un manjar delicado.

Durante años, este ave fue un protagonista indiscutido en los opulentos banquetes de la alta sociedad parisina. Sin embargo, el Escribano hortelano ha caído en desgracia: actualmente su preparación es considerada ilegal, ya que la especie se encuentra en peligro de extinción. Pero a pesar de su estatus, el deseo de degustar este alimento prohibido persiste, dando lugar a un consumo clandestino en varios países de Europa.

Lo más macabro de esta práctica es la forma en que se prepara el pájaro. Antiguamente, se decía que se debía comer 'a escondidas de Dios', lo que llevó a que los comensales cubrieran su cabeza con una servilleta durante la cena. Este ritual no solo resalta la obscuridad del acto, sino que también ha perpetuado el atractivo prohibido de este platillo.

Según informes de Yahoo News, la caza del Escribano hortelano es ilegal y puede acarrear severas penalizaciones, llegando a la cárcel. Sin embargo, los ricos siempre encuentran maneras de eludir la ley para hacerse con este manjar. Al ser capturados, estos pájaros son mantenidos en jaulas oscuras y estrechas, lo que les genera una alta ansiedad y conduce a un aumento anormal de su peso, dado que se les alimenta con semillas de mijo.

Una vez alcanzado el tamaño óptimo, estos pájaros horriblemente tratados son sumergidos en un licor fuerte llamado Armagnac, donde lamentablemente mueren ahogados, un proceso que permite que la carne adquiera un sabor único y deseado.

Tras su muerte, son despellejados y preparados a fuego lento, siendo servidos en exclusivos restaurantes que mantienen este oscurantismo culinario.

La caza del Escribano hortelano fue prohibida en Francia desde 1999, ya que se encuentra en la lista roja de especies en peligro. Sin embargo, en años recientes ha habido reportes de caza ilegal, especialmente en el sur del país, donde se estima que cada año son capturados cerca de 30.000 pájaros, que luego se venden a criaderos clandestinos por unos 150 euros cada uno.

Las consecuencias legales para quienes consumen este ave son severas, con multas de hasta 150.000 euros y posibles penas de cárcel de dos años. A pesar de la gravedad del tema, un grupo de chefs destacados, incluyendo nombres reconocidos con estrellas Michelin como Alain Ducasse y Michel Guérard, ha solicitado que se levante la prohibición para el Escribano hortelano, al menos durante una semana al año en los restaurantes.

Sin embargo, esta propuesta ha encontrado resistencia y aún no ha tenido un eco relevante dentro de la opinión pública. El dilema persiste: ¿vale la pena seguir permitiendo el sufrimiento de un ser vivo por el placer efímero de deleitarse con un platillo prohibido? La respuesta parece reflejar una lucha entre la tradición gastronómica y la ética contemporánea, dejando a muchos preguntándose hasta dónde están dispuestos a llegar por un bocado de lujo.