El fenómeno de la medicina estética ha alcanzado un auge sin precedentes en España, especialmente entre los jóvenes. Una mujer de 38 años, R.C.A., comparte su historia: "Lo primero que me hice fue el labio. Siempre los vi muy finos y, al trabajar en una clínica estética, todo fue más fácil. Desde 2018, cuando me puse ácido hialurónico, no he parado de retocarme". Este tipo de relatos se han vuelto comunes entre una población que busca mejorar su apariencia, y lo sorprendente es que la demanda de estos tratamientos ha comenzado a abarcar edades más tempranas, con personas en sus veintipocos acudiendo a consultas estéticas.

La doctora Josefina Naveira, miembro de la Asociación de Medicina Estética Gallega (Asmega), ha observado este cambio: “Antes, los tratamientos eran más comunes entre personas de mediana edad, pero ahora cada vez son más los jóvenes que recurren a ellos. Esto se debe a que hoy en día los tratamientos son más accesibles económicamente”. En 2023, la mitad de la población española se sometió a un tratamiento de medicina estética.

Los tratamientos más demandados incluyen la luz pulsada intensa (IPL), rellenadores de ácido hialurónico y la toxina botulínica (botox). Lo más sorprendente es que muchos jóvenes buscan eliminar rasgos físicos que les generan complejos, en vez de centrarse solo en combatir el envejecimiento. “Las redes sociales juegan un papel fundamental al crear expectativas de belleza poco realistas”, señala el doctor Enrique Fernández, miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).

Además, se ha observado que en el norte de España existe una preferencia por una estética más natural. Naveira enfatiza: “Aquí, el objetivo es una armonización que no delate que se ha realizado una intervención”. Esto contrasta con el sur y ciudades como Madrid, donde los rostros artificiales parecen más aceptables.

La medicina estética se está democratizando y normalizando. TikTok y otras redes sociales han impulsado la aceptación de estos tratamientos. Una influencer famosa expresó: “Voy a hacerme un pinchazo de botox, y si me queréis criticar, que empiece la jornada”. La idea de que cada uno puede decidir sobre su propio cuerpo está ganando terreno, aunque también hay un creciente debate sobre la salud mental de los jóvenes que buscan alcanzar ideales de belleza a veces inalcanzables.

A pesar de que la mayoría de los pacientes sigue siendo femenina, el sector masculino también está en ascenso. Cada vez más hombres buscan tratamientos para definir su mandíbula o para masculinizar su aspecto. Esta tendencia refleja un cambio cultural donde el cuidado personal y la estética dejan de ser solo un ámbito femenino.

Así, la medicina estética se posiciona como un fenómeno que no solo responde a la búsqueda de la belleza, sino también a cuestiones de autoestima y bienestar emocional, especialmente en un contexto donde las redes sociales marcan las pautas de lo que consideramos atractivo. En un mundo lleno de imágenes perfectas, la pregunta sigue siendo: ¿realmente necesitamos estos retoques para sentirnos bien con nosotros mismos?