¡Descubre cómo los futuros médicos enfrentan el reto más grande de sus vidas!
2025-01-25
Autor: Antonia
Introducción
Aitor Ateka, un joven de 24 años originario de Gorliz, Bizkaia, está decidido a convertirse en oncólogo pediátrico. Esta especialidad, considerada una de las más desafiantes y emotivas, exige de los médicos no solo altos niveles de conocimiento científico sino también una gran humanidad, ya que se enfrentan a la dura realidad de tratar enfermedades que afectan a los más pequeños, impactando no solo a ellos, sino también a sus familias. En España, más de 2 de cada 100.000 niños lidian con el cáncer, algo que lleva a los padres a una de las experiencias más dolorosas, la despedida de un hijo.
La preparación intensa de Aitor
Aitor, que está esperando ansiosamente el momento de su examen, ha dedicado los últimos siete meses a estudiar intensamente, entre diez y doce horas diarias. «Te queda el tiempo justo para comer y dormir a la vez», bromea, reflejando la presión y dedicación que implica su sueño profesional.
La competencia y aspirantes con historias diversas
Este año, se disputan 11.943 plazas en toda España con 32.212 aspirantes, lo que significa que las posibilidades son bastante limitadas. Por cada plaza hay tres candidatos. Maddalen Arenaza, también de 24 años, aspira a conseguir uno de esos puestos sin tener una especialidad favorita. Se siente ilusionada por la posibilidad de trabajar en cualquiera de los servicios del hospital, aunque ha dejado claro que prefiere mantenerse alejada de los quirófanos.
Anderson James y Dassaer Florez, nacidos en Venezuela y ahora residentes en el País Vasco, aportan una diversidad que enriquece la atención médica en España. Anderson, quien se especializó en Cirugía General en su país, trabaja actualmente en una residencia de mayores, donde su tiempo limitado para prepararse no ha minimizado sus esperanzas. Por su parte, Ane Padilla, enfermera en el servicio de Pediatría, se arma de valor para enfrentar el examen, a pesar de haber estudiado solo una semana: «El no ya lo tengo, ¡quién sabe, igual suena la flauta!», comenta con optimismo.
El caso de Andrea y su especialización en ginecología
Otra aspirante a la misma prueba, Andrea Blanco de Vitoria, se ha preparado rigurosamente durante un año, enfatizando su pasión por la ginecología y la obstetricia. Su madre, Almudena, siente un orgullo inmenso por el esfuerzo de su hija, quien desea convertirse en matrona.
Nervios y esperanza en el ambiente antes del examen
El ambiente previo al examen es de nervios, pero también de esperanza. Lorena Simón, de la academia CTO, se encuentra distribuyendo folletos informativos que ayudan a los estudiantes a superar el dread examen. La clave, según ella, es mantener una actitud positiva: «No tiene por qué ser negativo tener dudas sobre un alto porcentaje de las preguntas», les recuerda.
Conclusión
Mientras esperas leer el resultado de estos futuros profesionales de la salud, hoy se enfrentarán a una prueba que determinará su futuro y el de muchos pacientes. En la medicina del mañana, se decide hoy, y no por casualidad. ¡Qué emocionante! ¡Sigue atento a las noticias para descubrir quién logrará transformar sus sueños en realidad!