![](https://images.maldankon.cloud/5249b0f7-119e-4dfc-9619-b250555ad20d.webp)
¡Increíble! Las Estelas de Aviones y su Impacto Climático: ¿Puede Evitarse?
2025-01-28
Autor: Camila
El 21 de septiembre de 2012, el cielo del golfo de León, en el noroeste del Mediterráneo, se cubrió de nubes a causa de la interacción de los gases de combustión emitidos por los aviones con el aire. Los meteorólogos no podían prever este fenómeno, que resultó ser un claro ejemplo del impacto humano en la atmósfera.
Las estelas de los aviones se componen principalmente de dióxido de carbono (CO₂) y vapor de agua. En condiciones de baja temperatura, el vapor se transforma en cristales de hielo, creando esas líneas blancas que se extienden por el cielo. Este fenómeno es conocido como contrail y, dependiendo de la humedad y la temperatura, estas estelas pueden permanecer en el aire y expandirse, formando nubes artificiales que pueden cubrir amplias áreas.
La alarma sobre su impacto ha resonado en la comunidad científica, y un estudio de referencia publicado en 2021 reveló algo perturbador: el efecto climático de las estelas es el doble en comparación con el CO₂ emitido por los aviones. Esto se debe a que, aunque las estelas reflejan parte de la radiación solar, también atrapan el calor que emite la Tierra, lo que resulta en un calentamiento neto.
En términos de cifras, este sector contribuye significativamente al calentamiento global, superando el 2.5% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Con un crecimiento proyectado del 3% anual en la aviación, la situación podría empeorar si no se toma acción.
Mientras que los acuerdos internacionales se concentran en reducir las emisiones de gases, los expertos sugieren que es crucial poner énfasis en disminuir las estelas de condensación, ya que los beneficios serían inmediatos y más efectivos.
Una de las soluciones propuestas para reducir el impacto de las estelas es el innovador 'vuelo en formación', donde varios aviones vuelan cerca uno del otro, distribuyendo el vapor de agua. Sin embargo, la estrategia más aceptada es evitar que los aviones crucen zonas de alta humedad y bajas temperaturas, algo que requeriría un sistema de alerta meteorológica avanzado.
Sorprendentemente, un estudio reveló que el 80% del efecto climático causado por las estelas proviene de solo el 3% de los vuelos, la mayoría de los cuales transitan sobre el Atlántico Norte y Europa. Esto sugiere que enfocar estrategias de mitigación en estas áreas podría ofrecer una solución rápida y concreta.
La relación costo-beneficio es abrumadora: se estima que evitar las emisiones de una tonelada de CO₂ mediante el control de estelas costaría alrededor de 20 euros, mientras que la sustitución del combustible de avión por alternativas sostenibles podría superar los 500 euros por tonelada.
En este contexto, surge la pregunta de por qué el sector de la aviación no actúa más decididamente para eliminar las estelas. Parte de la respuesta podría estar en la conveniencia de centrarse en las emisiones de CO₂, evitando la necesidad de cambios tecnológicos significativos. Sin embargo, el dilema radica en que, aunque se adopten combustibles alternativos, los efectos de las emisiones históricas de CO₂ persistirán durante siglos.
Evitar la formación de estelas, por lo tanto, no solo es una estrategia viable desde el punto de vista económico, sino que también podría resultar en efectos climáticos positivos en el corto plazo, ayudando a mitigar el calentamiento global de una manera más efectiva. ¿Por qué no estamos haciendo más para abordar este problema inminente? La presión está sobre la industria para priorizar soluciones que ofrezcan resultados inmediatos y significativos en la lucha contra el cambio climático.