En un giro inesperado, dos empresas agrícolas de la Región de O'Higgins, Olivar Export y Superfruta, han pedido ayuda judicial para reorganizar sus finanzas, enfrentando así deudas que superan los 14.5 mil millones de pesos chilenos, equivalentes a casi 15 millones de dólares.

La situación de Olivar Export, que se especializa en la exportación de frutas como nectarinas, cerezas y duraznos, ha llegado a un punto crítico tras ser impactada por la crisis provocada por la pandemia. A pesar de un repunte en 2022, donde logró un Ebitda auditado por Deloitte de 4.8 millones de dólares, la empresa no logró cumplir sus proyecciones en 2023, lo que condujo a serios problemas de flujo y la necesidad de entrar en un procedimiento concursal. La empresa argumenta que el aumento en los costos de importación y la disminución en las ventas, especialmente en el mercado asiático, han sido factores determinantes en su situación.

La principal meta de esta reorganización es evitar la quiebra y mantener la operatividad durante la crucial temporada de cosecha, que abarca de diciembre a marzo, donde se espera un alto volumen de procesamiento.

Por otro lado, Superfruta, que se encarga de procesar frutas para diversos exportadores, se encuentra en una situación similar. Aunque su operación ha funcionado sin inconvenientes, ha sufrido una drástica disminución en los pedidos de su cliente más importante, Olivar Export, lo que ha impactado significativamente sus ingresos. A pesar de implementar recortes de costos y otras medidas internas, Superfruta se ha visto en la necesidad de solicitar la ayuda de sus acreedores para poder enfrentar esta complicada crisis.

Los acreedores más relevantes para estas empresas son instituciones financieras de renombre como Banco de Crédito e Inversiones, Banco Consorcio y Banco de Chile, con pasivos que alcanzan los 7.790 millones y 6.770 millones de pesos chilenos, respectivamente.

Ambas solicitudes de reorganización están siendo tramitadas por el abogado Cristián Palacios Vergara, quien se especializa en liquidaciones. Esta situación no solo pone en jaque a las empresas involucradas, sino que también plantea preocupaciones sobre la estabilidad del sector agrícola en Chile, un área que ha enfrentado numerosas dificultades en los últimos años. La atención está puesta en cómo se desarrollarán ambos procesos y si realmente conseguirán salir adelante para evitar la liquidación total.