
Cómo superar la culpa de ser un mal padre según la psicología
2025-03-23
Autor: Santiago
A los 60 años, un lector del New York Times confiesa que el arrepentimiento le atormenta por la manera en que crió a sus tres hijos. Este sentimiento de culpa se intensificó durante la adolescencia de sus hijos, cuando, en situaciones que ahora considera insignificantes, reaccionaba con una ira desmedida. Por ejemplo: "Mi hijo perdió accidentalmente 10 dólares del cambio mientras compraba helados con sus amigos, y eso me llevó a gritarle con rabia". Décadas más tarde, todavía se cuestiona su comportamiento y siente un profundo pesar.
La psicoterapeuta Lori Gottlieb responde a su angustia: "El arrepentimiento es doloroso, pero también puede ser un agente de cambio". Para lidiar con la culpa de haber sido un "mal padre", una de las primeras recomendaciones es reconocer que la crianza que brindamos a nuestros hijos está influenciada por cómo nos criaron nuestros padres. La mayoría de los padres quieren ofrecer una infancia mejor, pero la perfección no existe, y hay que recordar esta verdad.
Gottlieb sugiere que sanar los errores del pasado comienza con la autocompasión, que nos lleva a una mayor autoconocimiento. Es crucial entender que todos merecemos sanar, a pesar de las emociones negativas que podamos sentir.
Existen tres maneras de afrontar el arrepentimiento: 1. Huir de él (la negación). 2. Ahogarte en él. 3. Hacerte amigo de él (la mejor opción).
Conversa con tu pasado para comprender por qué reaccionaste de una manera y busca entender el contexto de tus acciones. Esto puede incluir trabajar con un terapeuta que te ayude a ver tu infancia desde una nueva perspectiva. Al hacerlo, puedes sentirte menos avergonzado y aprender a actuar de manera diferente en el presente.
Hablar con tus hijos sobre tus errores, no desde la necesidad de pedir perdón, sino desde un lugar de sinceridad y apertura, puede ser liberador. Gottlieb aconseja iniciar la conversación de esta manera: "Quiero hablarte de algo importante. Reconozco que durante tu infancia respondí con una ira desproporcionada".
Reconocer que tus reacciones eran producto de tus propios miedos puede ser esencial en la sanación. Ofrece disculpas sinceras y deja claro que deseas estar presente para ellos en el futuro. A medida que la conversación avanza, la intención de sanar puede fortalecer el vínculo entre padres e hijos, y promover una relación más saludable y comprensiva.
En resumen, lidiar con la culpa de ser un mal padre no es un proceso sencillo, pero a través del entendimiento, la aceptación y el diálogo, se puede transitar hacia una relación más sana y constructiva con nuestros hijos.