En un giro alarmante de los acontecimientos, las autoridades ucranianas están luchando por reparar el gran agujero en la coraza del reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, dañado por un ataque con dron ruso. Este incidente, que tuvo lugar el 14 de febrero, ha reavivado temores sobre la seguridad de la zona.

El dron causó un incendio devastador que no pudo ser controlado hasta el 7 de marzo, lo que generó daños significativos en la estructura conocida como 'Nuevo Confinamiento Seguro' (NSC). Hryhoriy Ishchenko, el jefe de la agencia estatal encargada de la zona de exclusión, indicó que además del agujero de 15 metros cuadrados, hay más de 200 perforaciones adicionales que requieren atención inmediata.

Expertos llegarán pronto para evaluar los daños y se esperan recomendaciones sobre las reparaciones dentro de un mes. La estructura del NSC, construida sobre el antiguo sarcófago levantado tras el desastre de 1986, fue resultado de un esfuerzo internacional que involucró a 45 países y costó más de 1.500 millones de euros.

A pesar de la aparente estabilidad del NSC tras el ataque, los expertos advierten que la situación es crítica. Las condiciones del viejo sarcófago ya eran malas antes del conflicto, y el riesgo de colapso de uno de los pilares principales podría liberar polvo radiactivo, aumentando el riesgo de fuga. Aunque no se han detectado amenazas inmediatas para la población, se subraya la importancia de la vigilancia.

El proceso de reparación presenta serios retos. La alta radiación en el área impide las soldaduras y reparaciones convencionales. Jan Vande Putte, de Greenpeace Ucrania, sugiere que la única manera viable de reparar el NSC es recolocar la estructura sobre los rieles de las que se retiraron, lo que permitiría realizar las necesarias y costosas reparaciones.

¿Estamos al borde de un nuevo desastre en Chernóbil? Las implicaciones de los recientes ataques rusos no solo amenazan la seguridad nuclear, sino que también podrían afectar la inversión internacional en la región. Mientras tanto, las autoridades insisten en que no hay necesidad de preocuparse: no es momento de almacenar pastillas de yodo, pero es crucial que la comunidad internacional mantenga un foco en la seguridad de Chernóbil y continúe apoyando los esfuerzos de reconstrucción y reparación.