La Federación de Asociaciones de Protección Animal de Baleares, BALDEA, ha manifestado su desacuerdo con la empresa Avícola Son Perot, conocida anteriormente como Avícola Ballester, sobre las afirmaciones que indican un compromiso con el bienestar de las gallinas ponedoras. En un contundente comunicado, BALDEA responde a las declaraciones de la empresa sobre la macrogranja que tiene previsto establecer en Sineu.

Según BALDEA, la macrogranja proyectada, al igual que la que ya opera en Llucmajor, presenta ratios alarmante de hacinamiento, con 9 gallinas por metro cuadrado, y confinadas durante 24 horas. Esta situación provoca un estrés evidente en los animales, lo que lleva a la organización a calificar como una mentira el término 'bienestar animal' utilizado por la empresa. BALDEA exhorta a los involucrados en la ganadería intensiva a elevar su conciencia y compasión hacia los animales.

"Si realmente queremos hacer las cosas bien y no solo pensar en el beneficio económico, es crucial actuar con responsabilidad", afirma BALDEA, mencionando que el sector avícola en España ha visto un crecimiento desmesurado, pasando de 52 millones de gallinas en 2019 a 76 millones en 2024.

La entidad también cuestiona la autenticidad de la producción 'km0' del producto ofrecido por Avícola Son Perot. Piden claridad sobre el origen de las pollitas para recría, el suministro de pienso para las 750.000 gallinas proyectadas, y el lugar donde se llevará a cabo el sacrificio. BALDEA argumenta que si los insumos provienen de fuera, resulta más lógico importar los huevos directamente.

Además, BALDEA subraya la creciente rigurosidad de las normas europeas sobre el bienestar animal, que también afectan a la cría de animales de granja. Aunque el proceso de cambio es lento, la entidad cita un informe de 2023 de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, que señala 19 consecuencias negativas de este tipo de crianza, incluyendo lesiones óseas, estrés y problemas de movilidad.

Imagina por un momento 80.000 gallinas confinadas en una nave de dos pisos, como se contemplaría en el proyecto de Sineu. Así lo expresa BALDEA, que añade que la acumulación de amoníaco derivada de sus propias heces provoca trastornos intestinales y respiratorios. "El proyecto de Sineu no cumple con la normativa de reducción del 60% del amoníaco en los espacios de cría", concluye la entidad.

La polémica en torno a la macrogranja de Sineu destaca la necesidad urgente de repensar nuestras prácticas alimentarias y la ética detrás de la producción animal. ¿Estamos dispuestos a sacrificar el bienestar de los animales por la conveniencia y el beneficio económico? Es una pregunta que todos deberíamos considerar.