Más de 36 mil chilenos han perdido la vida este año mientras aguardaban en largas listas de espera por una consulta o cirugía. Según especialistas, este número podría ascender a más de 40 mil para finales de 2024, lo que implica más de 100 muertes diarias de personas que esperan atención médica.

La situación es desesperante. De acuerdo a datos recientes de septiembre, aún hay 2,6 millones de atenciones de especialidad pendientes y 334 mil cirugías por realizar. En este contexto, muchos sugieren que el gobierno carece de un plan claro y efectivo para atacar esta crisis.

Especialistas consultados han declarado que Chile atraviesa una grave crisis sanitaria, una realidad que ya ha cobrado miles de vidas y seguirá haciéndolo si no se toman medidas inmediatas. Es urgente implementar una alerta sanitaria, como aquella que se devolvió durante la pandemia de COVID-19, que durante un año acumuló un tercio de las muertes que hoy se registran debido a la ineficacia en la atención.

Decretar una alerta sanitaria permitiría al Estado incrementar el presupuesto en salud y contratar médicos extranjeros de manera temporal para trabajar en el sistema público, sin tener que pasar por el engorroso proceso de certificación que puede demorar años.

Jaime Mañalich y Enrique Paris, exministros de Salud durante la pandemia, han manifestado la necesidad crucial de activar esta alerta. Además, autoridades de la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas (CONACEM) se han sumado al clamor por acciones urgentes.

La crisis sin precedentes

“Estamos en una situación sin precedentes. Hay más de 3 millones de personas en lista de espera. ¡Más de 3 millones! Esto no ha ocurrido antes, ni siquiera durante la pandemia”, enfatiza Enrique Paris. La cifra de muertos en tan solo nueve meses de este año debido a las listas de espera ya supera las 26 mil personas, un número alarmante que sobrepasa por mucho a las muertes sucedidas durante el mismo período de la pandemia.

Ambos exministros coinciden en que se trata de una crisis profunda y que es apremiante declarar una alerta sanitaria de inmediato. Paris menciona que es esencial aprovechar las lecciones aprendidas durante la pandemia para implementar medidas efectivas rápidamente.

¿Qué implica una alerta sanitaria?

Al decretar una alerta sanitaria, el Presidente tiene la capacidad de otorgar a la Ministra de Salud, en este caso Ximena Aguilera, poderes extraordinarios para hacer frente a epidemias y situaciones críticas para la salud pública. Esto incluye, pero no se limita a, aumentar el presupuesto y contratar personal sin cumplir con ciertos requisitos normativos.

A pesar de la obviedad de la situación, Mañalich advierte que afrontar este reconocimiento político puede ser complicado. "Reconocer que no estamos manejando bien la crisis podría tener un costo de imagen para el gobierno actual”, asegura.

Médicos escasos y mal distribuidos

La drástica alza en las listas de espera es un fenómeno complejo, influenciado por la gestión deficiente por parte de servicios de salud, la escasez de especialistas y la ineficaz distribución de médicos en el país. Hasta el 80% de la población depende del sistema público, pero solo la mitad de los especialistas se encuentran atendiendo en estos servicios.

Gilberto González, Presidente de CONACEM, expone que la razón de esta mala distribución es la falta de incentivos para que los médicos se desplacen a regiones que requieren más profesionales.

Solución en la contratación de médicos extranjeros

Durante la pandemia, se permitió que médicos formados en el extranjero ejercieran en Chile sin pasar por meses o años de trámites. Esta podría ser una medida a evaluar nuevamente, creando una nueva ley o señalando esta opción a través de una alerta sanitaria, para hacer frente a la crisis de listas de espera.

“Podríamos obtener médicos que ya están capacitados y dispuestos a trabajar en zonas donde los médicos chilenos no están. Durante la pandemia, esta estrategia resultó efectiva. Mi propuesta es permitir que vengan a trabajar donde más se les necesita”, concluye Mañalich.

No obstante, se debe enfrentar también el déficit de cargos públicos disponibles para estos profesionales, puesto que la falta de oferta laboral puede seguir limitando el acceso a atención médica adecuada.

La situación actual en el sistema de salud chileno es un claro llamado a la acción: es crucial actuar ya antes de que más vidas se sigan perdiendo en la espera. La reacción del gobierno y de los profesionales de la salud podría marcar la diferencia entre una crisis eterna y la recuperación de un sistema que debería atender, primero que nada, a su población.