Salud

¿Ácido hialurónico, enzimas recombinantes y toxina botulínica? Descubre los secretos de la medicina estética moderna

2025-01-25

Autor: Camila

En las últimas décadas, la medicina estética se ha transformado drásticamente, dejando atrás los resultados artificiales que alguna vez fueron la norma. Actualmente, el enfoque está en la personalización, la seguridad y en mantener un aspecto saludable y acorde a la edad. Esta evolución se traduce en resultados más naturales y satisfactorios para los pacientes.

El cirujano plástico Raúl Banegas, miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica, señala que el objetivo ya no es luchar contra el paso del tiempo. En lugar de eso, se busca optimizar la estructura facial y corporal, logrando así un aspecto armónico y natural.

Dentro de esta nueva era de tratamientos estéticos, tres pilares sobresalen: ácido hialurónico, toxina botulínica y enzimas recombinantes. Cada uno de ellos ofrece soluciones únicas para el envejecimiento y regeneración de tejidos.

El ácido hialurónico es un componente natural en el cuerpo, conocido principalmente por su capacidad para retener agua e hidratar los tejidos. En estética, su uso se ha diversificado: se emplea como skinbooster para hidratar la piel, atenuar arrugas superficiales, dar volumen a zonas deprimidas e incluso para realzar rasgos faciales como los pómulos y labios. Alfredo Romero, experto en cirugía plástica, destaca que los fillers de ácido hialurónico pueden iluminar la mirada y borrar señales de cansancio. Sin embargo, la clave está en mantener la naturalidad, alcanzo así resultados en los que las personas no se pregunten qué se hicieron, sino ¡qué bien se ven!

Uno de los desarrollos más innovadores en este sector son los rellenos híbridos, que combinan ácido hialurónico con bioestimuladores. Esta mezcla proporciona un relleno moderado y a la vez estimula la producción de colágeno y elastina, logrando un aspecto más natural y evitando el temido efecto de 'cara de muñeca'.

Por su parte, aunque se le conoce principalmente por su capacidad de eliminar arrugas dinámicas en la frente y entrecejo, la toxina botulínica tiene otras aplicaciones. Romero menciona que se utiliza también para tratar contracturas musculares en el cuello y ciertas condiciones de la piel como la rosácea y el acné. Este neurotóxico actúa bloqueando temporalmente la actividad muscular, pero es importante no abusar de su uso, pues una paralización total puede resultar en un aspecto poco natural. El objetivo debe ser siempre un rostro más relajado y armónico.

Las enzimas recombinantes, por su parte, se presentan como una de las últimas innovaciones en el campo de la estética. Según la cirujana Cristina Sciales, estas proteínas, producidas a través de ingeniería genética, actúan de manera específica sobre los componentes del cuerpo, mejorando la flacidez, las cicatrices y reduciendo la grasa localizada. Por ejemplo, la hialuronidasa se utiliza para corregir resultados no deseados de rellenos dérmicos, mientras que la lipólisis enzimática se aplica para tratar la grasa localizada de manera efectiva desde la primera sesión.

Además, hay que considerar los bioestimuladores que favorecen la producción de colágeno y elastina, mejorando la calidad de la piel. Banegas subraya que estos productos, como el ácido poli-L-láctico, no solo aportan brillo, sino que también generan tensión y tracción.

La medicina estética ha vivido un cambio radical; ya no se trata de aparentar ser más joven, sino de mejorar la apariencia acorde a la edad biológica. La consulta con un especialista se ha vuelto el primer paso crucial para lograr resultados óptimos. La confianza en el profesional es fundamental para un tratamiento seguro y eficaz. Ambos especialistas coinciden en que cada uno de estos tratamientos ofrece aplicaciones únicas que deben ser elegidas según las metas del paciente, su historial clínico y la evaluación profesional. ¡Descubre cómo la medicina estética puede ayudarte a realzar tu belleza de una manera natural y efectiva!