La primera parte del derbi que enfrentó al FC Barcelona y al RCD Espanyol fue claramente dominada por el conjunto azulgrana, que mostró su potencia ofensiva desde el inicio. A pesar de que el encuentro se disputó en Montjuïc, el Barça hizo valer su localía, obteniendo una ventaja significativa con un doblete de Dani Olmo y otro gol de Raphinha, que dejaron el marcador 3-0 al término del primer tiempo. Sin embargo, el Espanyol demostró que, tras una primera etapa complicada, no se rendiría tan fácilmente, planteando un juego más agresivo y aprovechando ciertas desatenciones del rival.

Dani Olmo se consolidó como el gran protagonista del encuentro, especialmente en su rol de mediapunta. Su primer gol llegó tras un magistral centro de Lamine Yamal, quien se lució con una asistencia de alto nivel. No pasó mucho tiempo para que el Barça ampliara la ventaja con el segundo gol, marcado por Raphinha luego de una buena jugada colectiva.

A medida que transcurría el partido, el FC Barcelona pareció relajarse, lo que permitió al Espanyol acercarse al área rival y generar algunas ocasiones. Sin embargo, los intentos del equipo blanquiazul por marcar fueron frustrados por el árbitro, que anuló dos goles por fuera de juego. Finalmente, fue Puado quien logró perforar la red y poner un poco de presión sobre el Barcelona, que se sentía cómodo hasta ese momento.

El técnico Hansi Flick vio como su equipo, después de un dominio claro, pasó a una fase de desconexión alarmante en los últimos minutos del encuentro. La entrada de Frenkie de Jong no consiguió estabilizar el juego del Barça, y las imprecisiones comenzaron a aflorar. Un nuevo gol anulado al equipo perico por fuera de juego también contribuyó a la frustración del Espanyol.

A pesar de que hubo al final un intento de Ansu Fati por marcar, que también fue anulado por posición de fuera de juego, el encuentro terminó con un 3-1 a favor del Barcelona. Este resultado deja a los aficionados con sensaciones encontradas: por un lado, la clara superioridad del equipo en la primera parte, y por otro, las alarmas encendidas por la falta de intensidad en el segundo tiempo.

En resumen, el derbi se podría describir como un testimonio de las dos caras del Barça: primero, el equipo dominante y ofensivo que deslumbró en la primera parte; luego, un colectivo desconectado que permitió al Espanyol mostrar una resistencia inesperada. La próxima prueba en Champions en Belgrado será crucial para que los azulgranas reencuentren la intensidad que mostraron al inicio del encuentro.