La situación se vuelve crítica en la Comunidad Valenciana tras el paso de la dana, que ha cobrado la vida de al menos 202 personas. El Ministerio del Interior está llevando a cabo una operación masiva en la que 4,473 agentes de la Guardia Civil y policía nacional se han desplegado en las áreas más afectadas. Los equipos de rescate han ayudado a unas 30,000 personas atrapadas en sus vehículos, mientras que los forenses han realizado hasta ahora 162 autopsias, de las cuales 39 han sido identificadas gracias a huellas dactilares.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reunirá este sábado para evaluar los efectos de la tormenta y coordinar esfuerzos con la Unidad Militar de Emergencia (UME), que ha sido objeto de críticas por su despliegue limitado en la región. El president de la Generalitat, Carlos Mazón, ha manifestado su preocupación por la falta de una cifra oficial de desaparecidos y ha hecho un llamado a la población para que informe sobre posibles desaparecidos, además de pedir más efectivos militares para ayudar en las labores de rescate.

En el ámbito de la seguridad, se han efectuado 27 detenciones relacionadas con actos de pillaje en medio de esta tragedia. Grupos de las Unidades de Intervención Policial de Zaragoza y Barcelona están en Valencia para prevenir el saqueo en las áreas devastadas. Además, se han restringido las circulaciones de vehículos en ciertas vías para facilitar la llegada de servicios de emergencia.

La Alcaldesa de Paiporta, Maribel Albalat Asensi, ha estado al frente de los esfuerzos de ayuda en su comunidad, que ha sido gravemente afectada. Su declaración sobre la situación era clara: "Una ciudad arrasada, un escenario bélico". Los líderes locales están trabajando incansablemente para atender las necesidades urgentes de sus ciudadanos, quienes enfrentan una amarga realidad tras el desastre.

Preocupaciones también se han levantado en torno a la estabilidad de la presa de Buseo en Sot de Chera, donde vecinos permanecen evacuados mientras el agua sigue bajando, pero con los temores persistentes sobre el posible colapso de la infraestructura. Los residentes han estado lidiando con cortes de luz y agua, organizándose para proveerse de alimentos y medicinas.

Mientras tanto, las autoridades de las Islas Baleares han emitido advertencias respecto a las torrenciales lluvias que han afectado también a la región, causando cortes en varias carreteras y alertando a la población sobre la necesidad de permanecer en casa debido a la peligrosidad de las condiciones. Se estima que unas 15,000 viviendas todavía carecen de electricidad tras el desastre.

Con una monumental memoria sobre el impacto de la dana en la Comunidad Valenciana, muchos hoy reflexionan sobre una lucha que apenas comienza. Las comunidades están unidas en el esfuerzo de recuperación, enfrentándose a la adversidad con una resiliencia que inspira.