El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ha declarado en las Cortes Valencianas que asumirá su "responsabilidad política" y no se presentará a la reelección si no logra liderar de manera efectiva la recuperación tras la devastadora dana que ha causado más de 200 muertes. En su intervención, Mazón reconoció que hubo errores en la gestión del desastre y apuntó a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) por no proporcionarle información necesaria durante el temporal.

Las críticas no se hicieron esperar. Juan Baldoví, diputado de Compromís, cuestionó la ausencia de Mazón en los momentos críticos, preguntando: "¿Dónde estaba usted cuando Utiel y Chiva ya estaban inundadas?". José Muñoz, del PSOE, acusó a Mazón de ocultarse durante la crisis y aseguró que el "apagón informativo" provenía de su gestión y no de la CHJ.

A medida que se actualizan los números de la tragedia, la muerte de un herido ha elevado la cifra de fallecidos en Valencia a 217. Las fuerzas forenses han trabajado arduamente para identificar a las víctimas, utilizando análisis de huellas dactilares y ADN.

Mazón enfrentó una atmósfera de tensión en el Parlamento, donde los partidos de la oposición criticaron duramente su gestión. Diana Morant, del PSOE, exigió su destitución inmediata, argumentando que los valencianos merecen un liderazgo que esté presente y actúe con rapidez. El clima político se caldeó aún más cuando Mazón declaró que asumirá las consecuencias políticas de su liderazgo, enfatizando su compromiso de no presentarse si no puede cumplir con las expectativas de recuperación.

El desafortunado temporal, que ha dejado a muchas comunidades devastadas, ha suscitado también debates sobre la adecuación de los sistemas de alerta y la efectividad de las respuestas gubernamentales. Mazón anunció que su gobierno seguirá solicitando ayuda al Gobierno central, buscando 31.000 millones de euros en recursos para llevar a cabo la recuperación necesaria.

Mientras, las comunidades afectadas continúan luchando por regresar a la normalidad. En algunos de los pocos bares abiertos en las zonas más castigadas por la dana, las personas se reúnen para compartir sus historias de pérdida y esperanza, además de la necesidad urgente de apoyo y recursos.

Las llamas de indignación siguen ardiendo en Valencia, y su población clama por un cambio decisivo en la manera en que se gestionan las crisis. ¿Logrará Mazón ganar la confianza del pueblo valenciano y liderar el camino hacia la recuperación? Los próximos meses serán cruciales, y los ciudadanos no permitirán que caiga en el olvido lo sucedido.