Donald Trump se apresta a asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos el próximo 20 de enero. Durante su campaña, había prometido un enfoque más aislacionista, alejando a Estados Unidos de conflictos internacionales y priorizando la economía local con la reconstrucción de la industria manufacturera. Sin embargo, en recientes declaraciones, ha sugerido un giro sorprendente en su política exterior.

Xenófobo y provocador, Trump ha hecho chistes sobre la anexión de Canadá y ahora ha intensificado sus amenazas de recuperar el Canal de Panamá, afirmando que el país está cobrando tarifas "ridículas y altamente injustas" a los barcos estadounidenses por su uso. Cabe recordar que Estados Unidos operó el canal hasta los años 70, cuando lo cedió a Panamá mediante un tratado que muchos creen aún está lleno de controversias.

En una conferencia en Arizona, Trump expresó su determinación de que si no se revisan las tarifas, iniciaría acciones para reclamar el canal, aunque no especificó cómo. Trump también advirtió sobre la influencia creciente de China en Panamá, describiendo su interés en la región como una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos. "No queremos que el Canal de Panamá caiga en las manos equivocadas", afirmó, insinuando que el gigante asiático podría estar intentando convertirlo en un punto neurálgico de sus operaciones.

El auge del comercio chino en Panamá es indiscutible, y las relaciones diplomáticas del país con Taiwán han sido reemplazadas por una afinidad hacia Pekín, lo cual es visto como una gran victoria diplomática para China. Dado que el canal es fundamental para las rutas comerciales, cualquier tensión militar podría hacer de este un punto de interés crítico para mover bienes y recursos en la región.

En cuanto a Groenlandia, Trump ha renovado su interés, proclamando que su control es "una necesidad absoluta" para garantizar la seguridad nacional. A pesar de que el territorio autónomo danés no está a la venta y su primer ministro, Múte B. Egede, ha dejado claro que Groenlandia no se encuentra en la mesa de negociaciones, Trump ha utilizado las redes sociales para continuar alimentando su narrativa de apropiación territorial.

La región del Ártico es vista cada vez más como un área estratégica, tanto por su riqueza en recursos naturales, incluidos minerales de tierras raras y petróleo, como por su ubicación relevante en el comercio global. Rusia y otras potencias están expandiendo su influencia en el área, lo cual podría desencadenar nuevas tensiones geopolíticas.

Con su regreso a la Casa Blanca, es evidente que Trump tiene planes para aplicar una política exterior más asertiva y centrada en la noción de "America First". Esta estrategia, que en el pasado lo llevó a utilizar tácticas agresivas para presionar a otros países, podría manifestarse en forma de nuevos intentos de fortalecer la presencia de EE. UU. en zonas claves para la seguridad y el comercio global. Mientras los países del mundo miran con expectativa los movimientos del nuevo gobierno, el futuro del Canal de Panamá y Groenlandia está más incierto que nunca.