Esta mañana, un terrible incendio ha devastado una residencia de ancianos en un pequeño pueblo de Zaragoza, dejando un saldo trágico de diez personas fallecidas y dos más en estado crítico. Las únicas dos trabajadoras presentes en el momento del siniestro fueron las heroínas que dieron la voz de alarma al llamar al 112, alertando sobre la situación de emergencia. "Hicimos lo que pudimos, conocíamos a estas personas y corrimos hacia el fuego", explicaba conmovida una de ellas.

El incendio se originó en una habitación en el ala izquierda del geriátrico alrededor de las 05:00 horas. A pesar de la rápida llegada de los bomberos que pudieron extinguir las llamas en menos de una hora, el humo había causado estragos, especialmente entre los residentes, la mayoría de los cuales no presentaban signos de quemaduras, pero sucumbieron a la inhalación de humo.

El fuego fue controlado gracias al funcionamiento eficiente del sistema de seguridad del edificio, y mientras que no todos pudieron ser rescatados a tiempo, las autoridades confirmaron que ninguno de los trabajadores del centro estaba entre los fallecidos. Los cuerpos han sido trasladados al Instituto Anatómico Forense de Zaragoza, donde se les realizará la autopsia.

En el lugar, la comunidad está en estado de shock, y el gobierno regional ha dispuesto que los residentes que sobrevivieron sean trasladados urgentemente a otro centro en Huesca debido a la gravedad de la situación. Además, se ha establecido soporte psicológico para familiares que llegaron al geriátrico en busca de noticias de sus seres queridos.

Las investigaciones ya han comenzado. Aunque se rumorea que el fuego pudo haberse originado en un colchón, las autoridades están a la espera de los resultados de la Guardia Civil para aclarar las causas del siniestro.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha expresado su consternación a través de las redes sociales, enfatizando la profundidad de la tragedia y deseando una pronta recuperación a los heridos. La comunidad se enfrenta a un largo camino de sanación, y muchos se unen para recordar y honrar las vidas perdidas en este devastador evento. Las promesas de ayuda y apoyo psicológico han comenzado a fluir, pero la comunidad de Villafranca de Ebro todavía está tratando de entender cómo ha podido suceder algo así en su querido pueblo.