La renuncia de José María Álvarez-Pallete de Telefónica señala un drástico cambio en el panorama de las telecomunicaciones en Europa. Desde que asumió el liderazgo en 2016, la compañía ha vivido un colapso del 57% en su valor en bolsa, lo que refleja una crisis más amplia que afecta a todo el sector.

¿Qué está sucediendo exactamente?

El sector europeo de telecomunicaciones ha sufrido una pérdida del 41% en su capitalización bursátil entre 2015 y 2023, descendiendo a unos lamentables 270,000 millones de euros. En comparación, las telecomunicaciones de EE.UU. alcanzan cifras superiores a 650,000 millones.

El dilema europeo.

Con 34 operadores de redes móviles y 351 operadores virtuales para 450 millones de habitantes, Europa tiene un exceso de competencia. Mientras tanto, EE.UU., con 335 millones de personas, cuenta con solo tres operadoras principales y 70 virtuales, y China, con 1.400 millones, tiene cuatro operadores y 16 virtuales. La disparidad es asombrosa: Europa tiene ocho veces más operadoras principales que EE.UU. y 27 veces más que China. Esta fragmentación ha debilitado la capacidad de competir a nivel global.

Regulación excesiva.

La regulación excesiva ha priorizado tarifas económicas y una competencia desenfrenada, lo que ha llevado a una atomización del mercado. En contraste, EE.UU. y China han creado gigantes consolidando el poder financiero en pocas manos.

Consecuencias.

Como resultado de esta desconexión, se prevé un crecimiento mínimo del sector: solo un 1.7% para 2025, y desde 1998, España ha perdido 71,000 empleos en el sector. La cobertura de 5G en Europa es del 81%, mientras que en EE.UU. y China supera el 95%, según fuentes del sector.

Las soluciones a la vista.

Un informe reciente, conocido como el Informe Draghi, aboga por facilitar fusiones y simplificar la regulación para acabar con la fragmentación del mercado. La nueva comisaria de Competencia, Teresa Ribera, ha indicado que las normativas "evolucionarán" para permitir una mayor escala.

Llamado a la acción.

La situación es crítica: sin una reforma regulatoria que posibilite la consolidación, el sector de telecomunicaciones europeo seguirá quedándose atrás en la competencia global. Se hace un llamado a que las grandes tecnológicas contribuyan más a las infraestructuras que utilizan, una demanda histórica por parte de las operadoras.

Un futuro incierto.

El futuro de las telecomunicaciones en Europa es incierto y va a estar marcado por decisiones difíciles y una necesidad urgente de adaptarse, o se arriesga a quedar relegado en el futuro digital que nos espera.