El reciente ataque a la comediante Lalaluchus, tras su elección junto a David Broncano para las Campanadas de RTVE, ha desatado una ola de críticas y defendido la libertad de expresión en el humor. Los ofensores, alineados con organizaciones ultraconservadoras como Hazte Oír y Abogados Cristianos, se movilizaron en redes sociales denunciando la actuación de la cómica, en la que hizo un guiño al famoso programa 'Grand Prix' mostrando una vaquilla de manera humorística.

Estos ataques fueron condenados públicamente por Silvia Intxaurrondo, quien en su programa actuó en apoyo a Lalaluchus, enviándole un "beso enorme" y calificando la controversia como una "polémica montada por unos ultras".

Este martes 7 de enero, durante la vuelta a la programación habitual de televisión tras las vacaciones navideñas, el Ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, intervino en 'La Hora de La 1' con un firme respaldo a la comedia. Intxaurrondo no dudó en preguntarle: "Vimos odio, vimos inquina, vimos muchas fobias. ¿Para cuándo, ministro, la reforma del delito de ofensas religiosas?".

Bolaños le recordó que la reforma ya estaba contemplada en el Plan de Acción por la Democracia y aseguró que el Gobierno tiene la intención de suprimir este año el delito de ofensa a los sentimientos religiosos. 🤔

Explicó que dicha polémica no hacía más que resaltar la urgencia de abordar este asunto, afirmando: "Debemos garantizar la libertad de expresión y de creación. No puede ser que hacer humor sea considerado un delito".

Añadió que lo que las organizaciones ultras están intentando es amedrentar y acosar a quienes se atreven a pensar diferente.

Bolaños subrayó que en una democracia auténtica debe haber un respeto profundo por las creencias religiosas, pero que eso no puede traducirse en la criminalización del humor.

La promesa del ministro ha dado esperanzas a muchos, levantando el debate sobre la libertad de creación artística y la importancia de proteger a los comediantes de ataques que buscan silenciarlos. La situación se perfila como una batalla no solo por el derecho al humor, sino también por las libertades fundamentales en la sociedad española.