¡Silencio y Resistencia! El Legado de las Abogadas y el Sacrificio de los Abogados Laboralistas en España
2024-10-30
Autor: María
Contexto y antecedentes
En los oscuros años finales del franquismo, España se encontraba sumida en una agitación social sin precedentes. Un régimen desgastado se aferra a la represión de sus opositores, mientras que las voces pro-democráticas se alzaban, creando un auténtico hervidero de movimientos sociales entre los trabajadores, estudiantes y diversos colectivos. La Ley de Peligrosidad Social y los consejos de guerra que prolongaban la detención de líderes sindicales durante el Proceso 1001 intensificaron el clamor de justicia. En este entorno volátil, los despachos laboralistas -como el emblemático despacho de Atocha- se convirtieron en bastiones defendiendo los derechos de los trabajadores y de los prisioneros políticos, ganándose la hostilidad de los sectores afines al régimen.
El año 1976 fue crucial, cargado de cambios políticos que redefinieron el rumbo del país: la renuncia de Arias Navarro, el ascenso de Adolfo Suárez, la histórica firma de la Ley de Reforma Política y un clima de negociaciones hacia la democracia, todo ello mientras grupos radicales persistían con sus acciones violentas. En diciembre de ese año, el secuestro de Antonio María de Oriol por el GRAPO resaltaba la amenaza que la extrema izquierda planteaba.
Una atmósfera de nostalgia por el franquismo chocaba con las ansias de libertad y justicia. En la jornada del 23 de enero, una manifestación pro amnistía cobró un giro fatal con el asesinato de Arturo Ruiz, un joven estudiante, a manos de grupos de extrema derecha. La rabia y el dolor se intensificaron el día siguiente, cuando Marı́a Luz Nájera se convirtió en otra víctima tras ser herida por la policía durante una protesta.
La respuesta social
En medio de esta barbarie, una ola de solidaridad y resistencia emergió desde la sociedad civil, que se unió en una de las manifestaciones pacíficas más grandes de la época. El 26 de enero de 1977, un vasto colectivo de ciudadanos se congregó en el Colegio de Abogados de Madrid en un ambiente de solemnidad y respeto: la consigna de la manifestación era el silencio. Este acto, cargado de significados, respondía al temor ante posibles represalias de la extrema derecha, optando por un firme y decidido mutismo ante provocaciones.
La jornada se desarrolló bajo la mirada atenta de las autoridades, pero el compromiso de los ciudadanos a rendir un homenaje digno a las víctimas mantuvo viva la llama de la esperanza. La comitiva fúnebre partió del Colegio, acompañada por miles de personas en un emotivo recorrido hasta la Plaza de Colón, donde se realizó la despedida final. Este acto monumental no solo simbolizaba un luto colectivo, sino que se transformó en un grito ancestral de resistencia, manifestando la lucha por la libertad y la justicia en tiempos de opresión. Aquella manifestación silenciosa se erigió como un hito en la Transición y dejó una profunda huella en la memoria colectiva, recordando a todos que la lucha por los derechos humanos siempre debe seguir adelante.