"¡Seat en peligro de extinción!" Los aranceles a coches eléctricos chinos y las multas por emisiones ponen a Martorell en la cuerda floja
2024-11-05
Autor: Carmen
La industria automotriz en Europa enfrenta una encrucijada crítica. A medida que la Unión Europea se prepara para eliminar casi por completo los motores de combustión para 2035, también presiona a los fabricantes a adoptar vehículos eléctricos mucho antes. Este cambio radical es evidente en dos fechas claves, 2025 y 2030, que marcarán el rumbo de la movilidad en el continente.
La fecha de 2035 se ha convertido en un símbolo de cambio, ya que prohíbe los coches con motores de combustión que no sean neutros en carbono. Esta medida ha sido modificada tras las presiones de Alemania e Italia, que demandaron el uso de combustibles sintéticos como los efuels, abriendo un pequeño resquicio en la normativa.
Mientras tanto, 2030 se dibuja como otro gran hito donde la Unión Europea busca reducir las emisiones contaminantes en un 55% en comparación con los niveles de 2021. Esto implica que solo los coches altamente electrificados cumplirán con los límites de CO2 establecidos, lo que coloca a los modelos de combustión en una posición muy precaria.
A partir de 2025, la realidad se volverá aún más dura: cada fabricante deberá tener una media de emisiones de 93,6 gr/km de CO2 en su flota para evitar multas millonarias. Por ejemplo, si Volkswagen vendió 3,8 millones de coches en Europa en 2023, podría enfrentar multas que superarían los 9.400 millones de euros. Las aplicaciones de aranceles sobre coches eléctricos importados de China solo complican más la situación. Los fabricantes chinos han dominado el mercado al ofrecer vehículos a un precio sorprendentemente bajo, empujando a las marcas locales a la desesperación.
Wayne Griffiths, CEO de Seat, ha sido claro al respecto: "la industria del automóvil está en riesgo, y Seat también". La reciente implementación de aranceles a coches eléctricos provenientes de China hace que Seat se encuentre en una posición vulnerable. De no poder cumplir con los objetivos de reducción de CO2, Seat podría enfrentar multas que llevarían a una reducción del 25% en la producción de vehículos de combustión.
Para el CEO, la salida es doble: aumentar la producción de eléctricos y hibridos con Cupra o, en caso contrario, disminuir la producción de Seat para equilibrar emisiones. Sin embargo, esto se traduce en una posible liquidación de sus modelos más tradicionales, aún muy populares en el mercado.
Con una oferta limitada de vehículos eléctricos asequibles que no superen los 20.000 euros, Seat podría quedar atrapada en un ciclo de oferta y demanda desfavorable. La presión sobre la marca es implacable y, si no se ajusta a las nuevas regulaciones, podría quedar fuera de la competencia.
La crisis no es exclusiva de Seat. El propio Grupo Volkswagen planea ahorrar 10.000 millones de euros entre 2024 y 2027 y ya ha amenazado con cerrar tres plantas. La incertidumbre en el mercado automotriz también afecta a Stellantis, que advierte que, si no logran colocar suficientes eléctricos, tendrán que reducir la producción de sus vehículos de combustión, afectando el empleo en sus fábricas.
China también ha hecho sonar la alarma, advirtiendo a sus fabricantes que suspendan inversiones en países que impongan aranceles a los coches eléctricos, lo cual podría tener repercusiones para España, que inicialmente los apoyó.
La situación es crítica, y el futuro de Seat pende de un hilo. ¿Podrán sobrevivir esta tormenta perfecta de regulaciones, aranceles y cambios en las prioridades de los consumidores? El reloj sigue corriendo para la emblemática marca española.