Es admirable ver cómo algunos camareros y camareras pueden recordar con total precisión los pedidos de una mesa de 12 personas, mientras que nosotros a veces olvidamos lo que teníamos en mente al abrir el frigorífico. Pero, ¿cómo lo hacen? Este fenómeno se explica a través del "Efecto Zeigarnik", que no solo está relacionado con la memoria de los profesionales de la hostelería, sino que también tiene implicaciones en nuestra productividad diaria.

El Efecto Zeigarnik fue nombrado en honor a Bluma Zeigarnik, una psicóloga rusa que, en 1927, estudió la capacidad de los camareros para recordar pedidos pendientes. Observó que estos recordaban mejor las comandas que aún no habían servido, pero olvidaban rápidamente aquellas ya completadas. Esta observación llevó a Zeigarnik a formular una teoría: nuestro cerebro tiende a recordar más las tareas inconclusas que las que ya se han finalizado.

Para confirmar su teoría, diseñó una serie de experimentos donde los participantes debían completar tareas. Aquellos que fueron interrumpidos recordaron mejor las tareas inacabadas que las que completaron. Este hallazgo reveló un aspecto fascinante de la psicología humana: nuestro cerebro se siente programado para cerrar ciclos, y cuando no puede, se aferra a esa tarea inconclusa.

Además, estudios posteriores, como los realizados por el psicólogo británico John Baddeley, respaldaron la teoría de Zeigarnik. Sus investigaciones demostraron que las personas recordaban con más facilidad las tareas que no lograron completar. Por otro lado, el psicólogo John Atkinson descubrió que la motivación juega un papel crucial en este proceso; aquellos más motivados para finalizar tareas son más propensos a recordar las inacabadas.

El Efecto Zeigarnik también tiene un impacto significativo en nuestra productividad. Cuando dejamos tareas pendientes, nos queda algo de ansiedad o estrés, lo que puede afectar nuestro rendimiento en otras actividades. Por lo tanto, concentrarse en una tarea a la vez y finalizarla antes de comenzar otra es crucial para ser más productivos y disminuir la sensación de abrumo.

En el ámbito del entretenimiento, este efecto también se manifiesta. Esa sensación de "Continuará" que aparece al final de una serie se debe a que la narrativa deja un hilo suelto que nos incita a continuar viendo. Nuestro cerebro no tolera esa historia inconclusa, por lo que nos mantiene enganchados hasta que se resuelve el misterio.

En resumen, el Efecto Zeigarnik es un fenómeno intrigante que no solo explica la habilidad de los camareros para recordar los pedidos, sino que también nos brinda una lección valiosa: para mejorar nuestra productividad y reducir la ansiedad, es esencial terminar lo que comenzamos. Así que la próxima vez que te enfrentes a una tarea, recuerda, ¡un pequeño empuje puede ser justo lo que necesitas para finalizarlo y disfrutar de la satisfacción de haberlo logrado!