Ruinas y calles desiertas en Baalbek: La devastación en la mayor ciudad de Líbano tras las órdenes de desalojo de Israel
2024-11-02
Autor: Carmen
La tragedia de Célina Nassif, de tres años, es solo uno de los innumerables horrores provocados por la reciente escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá. La explosión de una bomba despidió su cuerpo a varios metros de distancia, lo que, aparentemente, le salvó la vida. Su tío Hassán la encontró muy lejos de su casa después de escuchar el estruendo. Mientras él buscaba a otros miembros de su familia, se dio cuenta de que "solo quedaban trozos" de ellos.
Hoy, en la unidad de cuidados intensivos pediátricos del hospital universitario Dar al Amal en Duris, a 82 kilómetros al este de Beirut, Célina sufre quemaduras de segundo grado y graves heridas en su pequeño cuerpo. Cada vez que despertaba, su miedo la hacía gritar, reviviendo el trauma de la explosión que arrasó su hogar.
La ciudad de Baalbek, famosa por su rica historia y su patrimonio arqueológico, ha sido gravemente afectada por los bombardeos israelíes. El 1 de octubre de 2023, la situación se intensificó y las fuerzas israelíes comenzaron a atacar zonas estratégicas en el valle de la Bekaa, donde se asienta la milicia Hezbolá. Según un portavoz del ejército israelí, aproximadamente 100,000 personas en la región recibieron órdenes de evacuar antes de que se intensificaran los ataques.
Las autoridades locales informan que al menos 67 personas murieron durante los ataques en solo un día, convirtiendo esa jornada en la más letal desde el inicio del conflicto. De hecho, desde el comienzo de esta nueva fase de hostilidades, más de 2,800 libaneses han perdido la vida debido a los bombardeos israelíes, y cerca de 43,000 víctimas se han registrado en Gaza en el mismo período.
Durante un recorrido por Baalbek, se pueden ver las devastadoras consecuencias. Donde antes había viviendas, ahora solo quedan escombros y polvo gris, un recordatorio trágico de la brutalidad del conflicto. Vías y calles que solían estar llenas de vida ahora están desiertas, y los negocios, que antes prosperaban con turistas, han cerrado sus puertas.
Un residente de la zona se detiene para explicar que el polvo que cubre el área no es simplemente el resultado de la destrucción. Afirma que lleva consigo trazas de los explosivos, advirtiendo sobre un olor peculiar que recuerda al gas lacrimógeno y que causa dolor de cabeza inmediato a quienes lo inhalan.
Los ataques continuos han generado un sentimiento de desesperanza en la población. En Baalbek, el orgullo local se ha mantenido firme a pesar de la devastación. Muchos de los que permanecen en la ciudad, incluidos ancianos como Nizar Noon, de 62 años, no tienen adónde ir. La pobreza, exacerbada por la crisis económica en Líbano, ha llevado a muchos a no tener más opción que quedarse y enfrentarse a la muerte o a la destrucción.
La UNESCO ha catalogado Baalbek como un patrimonio de la humanidad, pero hoy se enfrenta a una nueva y sombría realidad. El futuro de la ciudad, así como el de su población, sigue siendo incierto, y la historia de Célina se convierte en un símbolo del sufrimiento generalizado. Con la comunidad internacional observando, la pregunta es: ¿qué pasará ahora con Baalbek y su gente? La necesidad de atención internacional y una resolución pacífica se hace más urgente que nunca.