La realidad del Alzheimer es mucho más compleja de lo que comúnmente se percibe. "Hay que aceptar la enfermedad. A nadie le gusta decir que tiene Alzheimer y, de hecho, hay mucho diagnóstico oculto. La familia no lo quiere reconocer y el paciente menos", confiesa José Antonio, quien fue diagnosticado a los 58 años.

La historia de Eduardo Lombraña también pone de relieve esta problemática. Al recibir el diagnóstico de alteración frontotemporal en su esposa, Ludy, que podría ser compatible con el Alzheimer, sintió un abrumador sentido de aislamiento. "En el hogar, la enfermedad se vive como algo contagioso que hay que ocultar. Yo mismo pasé por esa fase inicial; me preguntaba cómo haría para salir a la calle cuando mi esposa mostrara ciertas reacciones. Es un error."

Eduardo añade: "El Alzheimer se reduce a una sola palabra: crueldad. Y la sociedad aún no lo comprende. Cuando recibimos el diagnóstico de un ser querido, nos sentimos desbordados porque carecemos de información y orientación. Nos vemos obligados a aprender a medida que avanzamos."

Es importante mencionar que el Alzheimer no solo impacta a personas mayores. Según datos recientes de la Asociación Internacional de Alzheimer, aproximadamente el 30% de los diagnosticados son menores de 65 años. Existe un creciente número de jóvenes que enfrentan esta enfermedad, lo que resalta la urgencia de derribar mitos y estigmas asociados.

La concienciación es crucial. No solo se necesita brindar apoyo a quienes están diagnosticados, sino también a sus familias, quienes frecuentemente enfrentan un camino lleno de incertidumbres y tabúes. Romper este estigma podría abrir las puertas a una mejor comprensión, apoyo y recursos para todos aquellos afectados por el Alzheimer. Al final, la empatía y la educación son nuestras mejores herramientas en la lucha contra esta cruel enfermedad.