En una impactante vuelta de tuerca, varios aficionados del Atlético de Madrid han lanzado una campaña en redes sociales con el hashtag #MetropolitanoConMascarilla. Su objetivo es asistir al derbi del próximo domingo con mascarillas, buscando así eludir la identificación mientras proferían insultos hacia Vinicius Jr., el talentoso jugador del Real Madrid. Esta estrategia ha suscitado alarmas, dado que en temporadas anteriores, los encuentros entre estos dos gigantes del fútbol han estado ensombrecidos por cánticos racistas dirigidos hacia el brasileño, tanto dentro como alrededor del estadio.

Este atroz comportamiento ha llevado a LaLiga a tomar cartas en el asunto. En un comunicado contundente, la organización anunció su intención de formalizar una denuncia y solicitar la “detención inmediata de los instigadores” de esta despreciable campaña que no solo promueve la incitación al odio, sino que infringe leyes claras establecidas en el Código Penal español.

LaLiga no se ha quedado de brazos cruzados y, al condenar fervientemente estos actos, ha puesto en evidencia su compromiso con la erradicación del racismo y la violencia en el deporte. Según su declaración oficial, el artículo 510 del Código Penal tipifica claramente este tipo de conductas como delitos de incitación al odio, especialmente en la medida en que se intenta alterar la paz pública.

La preocupación por la seguridad de los jugadores y los aficionados en el próximo derbi, programado para el 29 de noviembre de 2024, ha sido expresada en alto y claro por LaLiga, quienes han enfatizado que no tolerarán este tipo de comportamientos en ningún contexto. No solo se trata de proteger la imagen del deporte y del país, sino también de garantizar la integridad y el bienestar de todos los asistentes a los partidos.

El fútbol debería ser un espacio de celebración y respeto, y estas acciones repugnantes tienen que ser erradicadas. ¿Qué pasará en el derbi? Estaremos atentos a cómo se desarrollan los acontecimientos y si las autoridades tomarán las medidas necesarias para evitar incidentes racistas y violentos. La presión está sobre los clubes, la afición y, por supuesto, las autoridades. ¡El futuro del fútbol está en juego!