Un apasionante estudio realizado por investigadores de Stanford Medicine en Estados Unidos ha revelado que la variación en la duración de las respuestas inmunitarias a las vacunas puede estar relacionada con un sorprendente tipo de célula sanguínea: el megacariocito, conocido principalmente por su rol en la coagulación sanguínea. Este hallazgo, publicado en la renombrada revista Nature Immunology, podría cambiar nuestra comprensión acerca de cómo funcionan las vacunas.

El profesor Bali Pulendran, destacado en microbiología e inmunología, aseguró: “La pregunta de por qué algunas vacunas inducen una inmunidad duradera mientras que otras no lo hacen ha sido uno de los grandes misterios de la ciencia de las vacunas”. Su equipo ha identificado una firma molecular presente en la sangre pocos días después de la vacunación, lo que podría predecir la duración de las respuestas a la vacuna y revelar los mecanismos subyacentes que influyen en dicha durabilidad.

Este nuevo enfoque complementa un estudio previo en 2022, donde definieron una “firma universal” que predecía la respuesta temprana de anticuerpos a numerosas vacunas. Pero ahora, han ido un paso más allá y han intentado descifrar cuánto tiempo durarían esas respuestas.

En esta investigación, el equipo analizó una vacuna experimental contra la gripe aviar H5N1 administrada con y sin adyuvante en 50 voluntarios. Recolectaron muestras de sangre en diversas etapas a lo largo de 100 días posteriores a la vacunación, realizando un análisis exhaustivo de genes, proteínas y anticuerpos, y utilizando aprendizaje automático para descubrir patrones en los datos obtenidos.

Una de las revelaciones más fascinantes fue que la firma molecular identificada en los días siguientes a la vacunación estaba principalmente relacionada con pequeños fragmentos de ARN presentes en las plaquetas. Estas plaquetas, que son producidas por los megacariocitos en la médula ósea, llevan consigo fragmentos de ARN que actúan como indicadores de la actividad de estas células.

Para probar la influencia de los megacariocitos sobre la durabilidad de las vacunas, los investigadores administraron una vacuna contra la gripe aviar junto con trombopoyetina en ratones. Los resultados fueron asombrosos: se observó un aumento de seis veces en los niveles de anticuerpos tras dos meses. Pero eso no es todo; los científicos no se detuvieron ahí y analizaron datos de 244 individuos que habían recibido siete tipos diferentes de vacunas, incluyendo contra la gripe estacional, fiebre amarilla y Covid-19. Sorprendentemente, las mismas moléculas de ARN de plaquetas se asociaron con una producción de anticuerpos más prolongada en todas las vacunas estudiadas.

El futuro es prometedor, ya que Pulendran y su equipo están ansiosos por investigar qué características de ciertas vacunas logran activar niveles más altos de megacariocitos. Esto podría permitir el desarrollo de vacunas más efectivas que generen respuestas de anticuerpos más duraderas.

Además, los científicos tienen la intención de crear pruebas diagnósticas que utilicen esta nueva firma molecular para pronosticar la duración de la inmunidad de las vacunas. Esto podría revolucionar los ensayos clínicos y ofrecer pautas personalizadas para la vacunación, acelerando el proceso de evaluación y garantizando una mejor protección para la población. ¡Estamos a las puertas de una nueva era en la ciencia vacunal! ¿Qué otras sorpresas nos depara la ciencia respecto a las vacunas en el futuro? ¡Mantente informado!