El 5 de septiembre de 2023 se convirtió en una fecha histórica para Telefónica y para el panorama empresarial español. Ese día, el grupo saudí STC sorprendió al mercado al hacerse con un significativo paquete de acciones del 4,9% de la operadora, complementado con otro 5% en derivados financieros. Este movimiento ha desatado una serie de reacciones en el Gobierno español, que deberá evaluar y aprobar esta operación bajo las estrictas regulaciones que impone el escudo antiopas. Este mecanismo evita que inversores extranjeros adquieran más del 5% de empresas consideradas estratégicas para el país sin la autorización del Estado.

El interés de los saudíes en Telefónica es un reflejo de su ambición por diversificar sus inversiones más allá del petróleo, buscando incluirse en sectores tecnológicos y de telecomunicaciones. Con esta jugada, STC no solo refuerza su presencia en Europa, sino que también abre una puerta a nuevas oportunidades de colaboración con el gobierno español, justo en un momento en el que las telecomunicaciones han cobrado vital importancia para la economía global, especialmente en el contexto post-pandemia.

Además, esta entrada también plantea interrogantes sobre la futura política nacional en relación con la inversión extranjera y la protección de activos estratégicos. El desafío ahora para el Gobierno será equilibrar la atracción de capital extranjero con la seguridad nacional, en medio de una creciente presión por parte de otras potencias que buscan influir en los sectores clave de la economía europea.

La llegada de los saudíes a Telefónica podría, por tanto, marcar el inicio de una nueva era, no solo para la operadora, sino para las telecomunicaciones en Europa y para las relaciones internacionales de España.