La representación femenina en las paredes del Palacio del Congreso de España deja mucho que desear, especialmente cuando se excluyen a las reinas. Actualmente, los únicos retratos de mujeres son los de las presidentas de la Cámara y Clara Campoamor, defensora del voto femenino desde la Constitución de 1931. En respuesta a esta situación, la presidenta del Congreso, Francina Armengol, lanzó a principios de este año una propuesta audaz: incrementar el reconocimiento histórico de las mujeres en el Congreso mediante la instalación de cuatro tondos, retratos circulares que honran a figuras políticas.

El último intento por enriquecer esta colección fue en 2011, cuando se ofrecieron homenajes a Manuel Azaña y Adolfo Suárez, dos hitos de la política española del siglo XX. La propuesta de Armengol despertó un fervor de propuestas entre los grupos con representación en la Mesa del Congreso: PP, PSOE y Sumar.

PSOE y Sumar coincidieron en destacar a las diputadas de la II República, Clara Campoamor y Victoria Kent, mientras que el PSOE también sugirió otros nombres como Carmen García Bloise, Carlota Bustelo y Marta Ángela Mata Garriga. Por su parte, el PP apostó por honrar a Soledad Becerril, primera ministra en nuestra democracia, y a la polifacética Loyola de Palacio. Así, los nombres propuestos abarcan un rico espectro de la historia femenina en la política española.

Un punto clave de este debate es el criterio cronológico para la elección de las homenajeadas. Según fuentes parlamentarias, las representantes de la Mesa acordaron que las primeras en ser homenajeadas deberían ser Campoamor, Kent y Margarita Nelken. Campoamor ya cuenta con un busto en el Congreso, pero Victoria Kent, quien originalmente se opuso a que las mujeres votaran, por temor a influencias externas, nunca había recibido tal reconocimiento hasta ahora.

Margarita Nelken, quien fue la única mujer en obtener la diputación en varias legislaturas durante los años 30, también cobra relevancia. A pesar de su éxito, su legado ha estado en gran medida en la sombra, una situación que ahora busca corregirse con la nueva propuesta.

Sin embargo, Sumar no se detiene ahí y está decidida a que 'Pasionaria', Dolores Ibárruri, reciba un tondo propio. Ibárruri, una figura emblemática de la Guerra Civil y líder comunista, tuvo un retorno triunfal a la política en la Transición y es representativa de una lucha histórica por los derechos de las mujeres. Para buscar el apoyo del PP, Sumar ha decidido proponer que se instale el retrato de Loyola de Palacio, quien también dejó una huella indeleble en la política española.

Loyola de Palacio no solo fue una ministra clave en el Gobierno de José María Aznar, sino que también fue la primera mujer española en asumir una Vicepresidencia en la Comisión Europea, convirtiéndose en un símbolo de la progresiva inclusión de mujeres en los más altos niveles de decisión. Su figura es, sin duda, digna de ser celebrada en el Congreso. Así, la lucha por un equilibrio de género en la representación política sigue en pie, y esta nueva propuesta podría ser clave para romper viejas barreras y establecer una nueva era en el reconocimiento de las figuras femeninas en la política.