La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue) ha recomendado al Gobierno una extensión de los plazos de implementación de la nueva selectividad. Esto ocurre en medio de un creciente descontento, ya que varias universidades han comenzado a abrir procedimientos de acceso sin contar con un examen final claramente definido, lo que deja a estudiantes y padres en la incertidumbre.

Para abordar esta situación, se planea establecer un observatorio por materia, donde un especialista se dedicará a la redacción de los enunciados de los exámenes. Este observatorio tendrá la tarea de analizar minuciosamente la estructura de los 17 exámenes y los resultados obtenidos, para finalmente proponer líneas comunes que unifiquen criterios y estándares en las pruebas. Esta iniciativa promete ser un paso adelante hacia una educación más equilibrada y justa en el país.

Los expertos advierten que la falta de claridad en el diseño del examen podría afectar a los estudiantes que están en medio de su preparación. La preocupación se extiende por diferentes comunidades autónomas, donde la ansiedad por la nueva forma de evaluación aumenta. Muchos se preguntan: ¿será esta nueva selectividad una mejora o solo un cambio que traerá más confusión?

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