Salud

¡Revolución científica! Detectan cambios cerebrales precoces en personas con riesgo de Alzheimer

2024-09-21

Una investigación internacional, liderada por la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha realizado un descubrimiento sorprendente: han encontrado una asociación entre niveles elevados de la proteína p-tau231 en sangre y cambios en las redes cerebrales de individuos sin síntomas cognitivos, pero que están en riesgo de desarrollar Alzheimer. Este hallazgo podría ser crucial para la identificación temprana de alteraciones relacionadas con esta enfermedad neurodegenerativa, según información de la Agencia SINC.

En el estudio participaron 76 personas con funciones cognitivas intactas, de las cuales 54 tenían antecedentes familiares de Alzheimer. Aunque investigaciones previas habían mostrado un aumento de esta proteína en sangre y su relación con la conectividad funcional cerebral, este nuevo estudio introduce mediciones electrofisiológicas realizadas con magnetoencefalografía, una técnica no invasiva para registrar la actividad cerebral.

“Hemos identificado patrones de alteraciones en la topología cerebral en personas cognitivamente sanas que presentan niveles elevados de p-tau231 en sangre. Estos individuos muestran redes cerebrales más integradas y dependientes de hubs, que son regiones neurales de gran importancia en el funcionamiento cerebral”, explica Alejandra García Colomo, investigadora de la UCM y autora del estudio, publicado en la prestigiosa revista Brain Communications.

García Colomo utiliza una metáfora visual, afirmando que si consideramos la comunicación del cerebro como un mapa de conexiones, la investigación se centra en cómo esta red cambia en función de la cantidad de proteína p-tau231 presente en la sangre.

Los inicios de la enfermedad

El estudio revela que el mapa de conexiones en personas cognitivamente sanas con indicios de patología presenta alteraciones preocupantes. Las conexiones en este mapa se ven más saturadas, lo cual las hace más vulnerables al daño.

“La investigación muestra que incluso antes de que aparezcan síntomas, el cerebro de quienes tienen altos niveles de este biomarcador presenta una organización alterada, aumentando su vulnerabilidad y la dependencia de ciertas áreas clave”, señala García Colomo.

Estos hallazgos son esenciales para desarrollar herramientas diagnósticas que permitan detectar el Alzheimer en etapas tempranas y evaluar tratamientos antes de la manifestación de los síntomas clínicos.

Según los autores, tanto los profesionales sanitarios como investigadores y las industrias farmacéuticas podrían utilizar esta información para identificar individuos en riesgo y monitorear la efectividad de intervenciones tempranas. Además, el uso de biomarcadores en sangre junto a técnicas de imagen no invasivas abre la puerta a un acceso más amplio y menos costoso a herramientas de diagnóstico.

Más de 800,000 afectados en España

Datos proporcionados por la Sociedad Española de Neurología (SEN) revelan que el Alzheimer afecta a más de 800,000 personas en España, siendo la causa más común de demencia y responsable de entre el 50 y el 70 % de todos los casos. Junto con otros tipos de demencia, como la vascular, la frontotemporal o la demencia con cuerpos de Lewy, ya afecta a uno de cada diez individuos mayores de 65 años y a un 33 % de los mayores de 85 años. Además, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 8 % de todas las muertes registradas en 2023 en España se debieron a demencias.

“Las demencias, y en particular la enfermedad de Alzheimer, tienen consecuencias devastadoras, no solo en términos de mortalidad, sino también en morbilidad y pérdida de calidad de vida, tanto para quienes las padecen como para sus cuidadores”, explica Raquel Sánchez del Valle, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN.

Cada año, alrededor de 40,000 nuevos casos de Alzheimer son diagnosticados en España, con más de un 65 % de los casos siendo mujeres y un 90 % en personas mayores de 65 años. Desde la SEN, se estima que hay un gran número de diagnósticos perdidos, especialmente en las etapas iniciales de la enfermedad.

Este avance en la investigación podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra el Alzheimer, haciendo posible un futuro en el que se pueda manejar la enfermedad de manera mucho más efectiva.