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¡Revelador! Esta científica ha descubierto cómo una buena noche de sueño puede transformar tu cerebro hasta 15 días después

2024-10-08

Autor: Carmen

Durante un intenso período de cinco meses, Ana Triana Hoyos, una neuróloga colombiana, se embarcó en un curioso experimento que la llevó a visualizar 10 minutos de la película ‘El Gran Hotel Budapest’ cada lunes y viernes. Sin embargo, su motivación iba más allá del cine: estaba en profunda investigación. Mientras ella veía la filmación, un aparato registraba la actividad cerebral, realizando también ejercicios mentales y períodos de reflexión.

Su investigación tenía el objetivo de correlacionar cambios en su actividad cerebral con su estado físico y psicológico, utilizando tecnología avanzada como un teléfono inteligente, un reloj y un anillo inteligente para obtener métricas precisas. Ana buscaba entender el cerebro no como una unidad desconectada, sino en constante interacción con su entorno. Con esto, descubrió que el ejercicio, el sueño, el estrés y el estado de ánimo tienen efectos duraderos en la actividad cerebral, que actúan como ecos durante aproximadamente 15 días.

La mayoría de los estudios sobre la actividad cerebral analizan grandes grupos de personas, recopilando información limitada. En contraste, Hoyos decidió estudiar su propio cerebro con un enfoque meticuloso. Los resultados de este trabajo pionero fueron publicados recientemente en la revista científica PLoS Biology.

Ana evocó una hermosa analogía del neurólogo de Harvard, Sebastian Seung, comparando la actividad neuronal con el cauce de un río que nunca es estático. Su intención era capturar el flujo de ese 'río cerebral' en diferentes momentos y condiciones. A lo largo de su estudio, analizó 133 días de datos de comportamiento y llevó a cabo 30 escaneos por resonancia magnética funcional, enfatizando el impacto de estímulos externos y el comportamiento cognitivo asociados con la atención y la memoria.

El trabajo de Hoyos se asemeja al de Russell Poldrack, quien estudió su actividad cerebral durante un año y medio para comprender cómo factores externos, como la cafeína, afectan las conexiones neuronales. Sin embargo, la investigación de Hoyos se centra en el sueño, las emociones y el ejercicio, utilizando tecnología más sofisticada para medir parámetros fisiológicos con precisión.

El neurólogo Jesús Romero destaca que este estudio demuestra cómo los factores externos pueden influir en la estructura cerebral, lo que tiene importantes implicaciones para comprender cómo se toman decisiones y la forma en que el cerebro aprende.

A lo largo de su experiencia, Hoyos enfrentó el desafío de ser tanto experimentadora como objeto de estudio. Para evitar sesgos, su equipo estableció reglas estrictas: podía recolectar datos, pero no analizarlos hasta que finalizara el periodo de experimentación. Al hacerlo, descubrió, entre otras cosas, que la falta de sueño afectaba negativamente su actividad cerebral, lo cual, aunque lógico, resalta la dificultad de demostrarlo científicamente.

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que la calidad del sueño, más que la cantidad, era el factor crucial para un desempeño óptimo. A pesar de estos descubrimientos, Hoyos aclara que su investigación es específica a su cerebro; las conclusiones no necesariamente se aplican a todos. Sin embargo, sugiere que los efectos de factores externos en el cerebro podrían ser universales.

¿Hasta dónde llegarán las ‘ondas’ de estos efectos en la actividad neuronal? Hoyos tiene la intención de investigar si estas repercusiones desaparecen después de dos semanas o si permanecen, modificando la estructura cerebral a largo plazo. Se plantea preguntas intrigantes, como: ¿Cuántas experiencias negativas son necesarias para alterar la dirección de nuestro ‘río’ cerebral? ¿Puede un estrés prolongado causar un efecto de desbordamiento en la salud mental? Este cautivador estudio no solo ofrece valiosas lecciones sobre el cerebro humano, sino que también nos recuerda la importancia de cuidar nuestro bienestar mental y emocional.