Desde el martes 1 de octubre de 2024, la situación en Medio Oriente ha escalado drásticamente después del lanzamiento de un ataque masivo por parte de Irán contra Israel, conectado a la reciente muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah. Este ataque es considerado el más significativo hasta la fecha y marca un cambio en la dinámica de los conflictos en la región.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que Irán disparó alrededor de 180 misiles balísticos hacia su territorio, y a pesar de que muchos fueron interceptados, algunos lograron impactar en áreas del sur y centro de Israel, causando la muerte de al menos una persona y heridas a varias más. Este ataque llegó como respuesta a una operación terrestre israelí que había comenzado en partes del sur del Líbano.

Pequeños detalles sobre el conflicto reflejan tensiones crecientes: en diciembre, Irán lanzó un aviso inusual con 72 horas de antelación antes de atacar a Israel en abril, resultando una primera incursión con drones y misiles. Sin embargo, en el ataque reciente, la advertencia llegó solo horas antes, lo que sugiere la seriedad de la operación directa por parte de Irán.

El portavoz del Pentágono, el general Pat Ryder, indicó que el ataque de octubre fue el doble de potente que el anterior. Las fuerzas israelíes estaban tomando medidas defensivas y advirtieron a la población de que la situación podía empeorar rápidamente. En respuesta a estos ataques, el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que Irán “pagará por esto”, prometiendo represalias significativas.

La situación también ha tenido repercusiones económicas, con los precios del petróleo que han aumentado un 2% tras el estallido de la violencia. Además, el marco internacional se encuentra en un estado de alarma con llamados a la calma por parte de muchos líderes mundiales.

En medio de esta crisis, el ejército israelí ha continuado con sus operaciones en Líbano, adviertiendo a los civiles que abandonen áreas potencialmente peligrosas. La evacuación fue ordenada para numerosas aldeas en el sur del Líbano, a medida que la violencia se intensifica.

Esta serie de eventos ha generado una preocupación sustancial sobre el futuro inmediato del Medio Oriente: un posible enfrentamiento militar a gran escala entre Irán e Israel parece inminente. Algunos analistas sugieren que, si las tensiones no se apaciguan, podríamos estar al borde de una guerra masiva en la región que podría involucrar a varias naciones aliadas.