El 5 de noviembre marca un momento crucial en la historia de Estados Unidos. La elección no solo determinará al próximo presidente, sino que definirá el rumbo del país y, por extensión, del mundo entero. En esta contienda, los votantes se enfrentan a la opción de apoyarse en una democracia con deficiencias o caer en un régimen que podría recordar épocas más oscuras.

Donald Trump ha hecho declaraciones que lo pintan como un aspirante a un liderazgo autoritario. Sus amenazas a opositores, sumadas a sus esfuerzos por desmantelar instituciones públicas, han atraído comparaciones con figuras fascistas. Por otro lado, Kamala Harris representa un enfoque más plural y democrático, abogando por una política inclusiva y continuista en términos de gastos y relaciones internacionales.

Impacto en la economía:

Las obras visibles en las ciudades de Estados Unidos son testigos del esfuerzo de la administración Biden, que ha implementado uno de los programas de gasto público más ambiciosos desde la posguerra. Según varios analistas, si Harris se convierte en presidenta, es probable que continúe estas políticas, centradas en incrementar el gasto público, apoyar a las familias y ampliar la cobertura sanitaria.

Harris ha prometido aumentar impuestos a los más ricos, lo que podría resultar en la recaudación de una suma significativa destinada a programas sociales. A la vez, su administración buscaría controlar los precios de bienes básicos, protegiendo así a los consumidores.

Migración:

Aunque Harris ha estado abierta a mantener algunos de los mecanismos de control de inmigración establecidos en la administración anterior, también se propone crear caminos hacia la ciudadanía para aquellos que han estado en el país durante años sin estatus legal. Este es un cambio significativo en comparación con las políticas más drásticas que podría implementar Trump, quien ha prometido deportaciones masivas.

Derechos reproductivos:

Un aspecto clave del debate actual se centra en los derechos reproductivos. Harris es una firme defensora del derecho al aborto y ha expuesto su compromiso de protegerlo, aunque su capacidad de hacer cambios significativos dependerá de la composición del Congreso. Por su parte, Trump ha mostrado una inclinación hacia políticas más restrictivas, y sus aliados buscan limitar derechos ya adquiridos.

Escenario internacional:

Las elecciones también pueden significar un cambio radical en la política exterior. Harris es vista como alguien que apoyaría a Ucrania en su lucha contra la agresión rusa y sería firme en la defensa de la OTAN. En contraposición, Trump ha expresado admiración por líderes autoritarios y podría adoptar un enfoque más conciliador hacia Rusia, lo que podría alterar el equilibrio de poder en Europa.

En cuanto al conflicto en Gaza y Oriente Medio, Harris podría hacer hincapié en negociaciones diplomáticas que involucren a más actores regionales, mientras que Trump se inclinaría por metodologías que ya han demostrado ser ineficaces en el pasado.

Persecución interna:

Un futuro bajo Trump podría relacionarse con un aumento en la represión y la persecución de disidentes. Trump ha amenazado repetidamente con usar su influencia para atacar a opositores, un hecho que podría dar pie a un clima de temor y opresión.

Conclusión:

La decisión que tomen los estadounidenses el 5 de noviembre no solo definirá su futuro inmediato sino que también tendrá repercusiones globales. La elección entre una política inclusiva y democrática liderada por Harris o un enfoque autoritario bajo Trump marcará un antes y un después en cómo se percibe a Estados Unidos en el mundo.