Pol López, un actor barcelonés de 41 años

Pol López, un actor barcelonés de 41 años, ha dejado una huella notable en el mundo del teatro y del cine. A pesar de cierto aire de inadaptado que puede percibirse en algunos de sus papeles, en entrevistas revela una personalidad vibrante y un sentido común sorprendente. Su interpretación en 'El misántropo' de Molière, que acaba de finalizar en el Teatre Nacional de Catalunya, demuestra su habilidad para encarnar a personajes complejos. Aunque es reconocido por su trabajo en películas como 'Suro' y en series como 'Vergüenza' y 'Nos vemos en otra vida', su formación en el Institut del Teatre de Cataluña y en el Lliure ha sido fundamental para su desarrollo profesional.

El impacto del cine

En cuanto al impacto del cine, López sostiene que este es un espacio que permite experimentar distintas vidas. "Es un lugar al que ir para vivir otras realidades y mundos imaginarios", afirma. A pesar de que puede parecer que el cine interrumpe la celebración de la vida, él lo ve como una fuente de inspiración y reflexión.

La gestión del teatro

Con su propia compañía, La Solitaria, López sabe bien que el teatro exige una autogestión constante. "Hemos hecho teatro en terrazas y en situaciones desafiantes", comparte. La pasión por su oficio lo mantiene motivado, incluso cuando hay que cumplir múltiples roles, desde actor hasta administrador.

Su vínculo con el Institut del Teatre y el Lliure

Su vínculo con el Institut del Teatre y el Lliure es profundo, considerándolos referentes artísticos para su generación, ya que fomentan un ambiente de respeto hacia el arte y los clásicos. Al reflexionar sobre su reciente papel en 'El misántropo', menciona que su personaje tiene una visión dogmática de la sinceridad, pero aclara que, aunque tiene aspectos con los que se identifica, no apoya la idea de aislamiento que promueve el personaje.

Sobre los premios

Sobre los premios, López afirma que, aun si no recibe el galardón Feroz por su trabajo en 'Nos vemos en otra vida', considera que la experiencia de participar ya es suficiente recompensa. Además, menciona que le genera más vergüenza leer un texto en una ceremonia relacionada con la escuela de su hijo que actuar en un escenario. Esto sugiere una conexión fundamental entre la humildad y la vulnerabilidad que experimentamos en nuestras vidas.

Reflexión sobre la vergüenza

Finalmente, al abordar el tema de la vergüenza, López reflexiona sobre cómo ésta nos invade en busca de la aceptación social. Es un sentimiento que, si bien puede ser incómodo, resulta inevitable en la vida diaria. A través de su trayectoria, Pol López no solo nos muestra la importancia del arte en nuestras vidas, sino también la belleza de ser humano en toda su complejidad.