Entrevista a Paula Ortiz

Paula Ortiz (Zaragoza, 45 años) es una figura emblemática del cine contemporáneo y encarna a la perfección la lucha de las mujeres que, con coraje y determinación, están cambiando el paradigma de la industria. Con películas como La novia, Teresa y La virgen roja, Ortiz no solo cuenta historias cautivadoras, sino que también aborda temas profundos como la represión histórica de las mujeres y la lucha contra la culpa que muchas enfrentamos en el ámbito personal y profesional.

En una reciente entrevista, Ortiz reflexionó sobre el peso de la culpa que siente al estar lejos de su hijo por motivos laborales. “Cuando estoy en Madrid trabajando, el pensamiento de ‘debería estar en Zaragoza con él’ no se va. He hecho auténticas locuras para intentar mantener ese lazo”, confesó, al tiempo que insistió en las contradicciones que enfrentan las mujeres que buscan empoderarse en un mundo dominado por hombres.

Uno de los temas cruciales de la conversación fue el movimiento #MeToo en el cine español. Ortiz argumentó que la violencia necesita ser visibilizada correctamente para no distorsionar la realidad. “Nuestra industria, al ser mediática, a veces no pasa por los estamentos que debería. Hace falta una responsabilidad moral muy fuerte porque estamos hablando de una herida que nos ha pasado a todas”, declaró, resaltando la importancia de un enfoque judicial en lugar de depender únicamente de la prensa y las redes sociales.

Refiriéndose a su propia experiencia, Paula reveló que ha tenido que lidiar con situaciones de abuso que reflejan la imposición del poder masculino sobre el femenino en distintos ámbitos. “Esto ha pasado y pasa. Mientras no podamos ir al centro del poder y ejercerlo sin ser cuestionadas y castigadas, esta violencia sexual estructural no va a parar”, enfatizó.

La cineasta también se refirió al doble rasero que enfrenta la reina Letizia en comparación con su esposo, el rey. “Se la juzga durísimamente por su papel en la monarquía a pesar de la inteligencia que emana. Si comparamos las críticas que recibe el rey con las que soporta ella, se evidencia esa diferencia abismal”, afirmó.

Acerca de sus propias experiencias en la industria, Ortiz mencionó las dificultades que ha encontrado al ser mujer en un campo donde predominan los hombres. “En mi primer corto, necesitaba gritar para que me hicieran caso, a pesar de haberlo preparado durante años. Los hombres de mi equipo a menudo pensaban que sabían más que yo”, recordó, revelando las luchas que ha enfrentado y la fuerza necesaria para ser escuchada.

A pesar de estas adversidades, la cineasta muestra un deseo ferviente de explorar historias desde una perspectiva femenina que desafíe las narrativas tradicionales. “Sí, es una obsesión. Vivimos en una civilización que piensa que si las mujeres llegan al poder, desatan el mal. Hay que romper con esas ideas”, afirmó, al tiempo que se preguntó por qué las mujeres solo pueden discutir ciertos temas y no sobre cuestiones más amplias, como conflictos globales.

Actualmente, su película La virgen roja ha recibido nueve nominaciones en los Premios Goya, un logro que la sorprendió, especialmente tras no recibir ninguna nominación por su trabajo anterior en Teresa. Esto evidencia la lucha constante en la industria del cine, donde las filias y fobias entre académicos pueden influir significativamente en el reconocimiento de las mujeres.

La presencia de influencers en alfombras rojas y su impacto en la percepción del cine también fueron temas abordados por Ortiz, quien expresó su preocupación por la superficialidad que puede prevalecer en estos eventos. “Me preocupa que influencers que no han visto las películas cambien el enfoque de lo que se debería discutir de verdad”, indicó.

Finalmente, Paula Ortiz subrayó que las contradicciones en el feminismo y la violencia entre mujeres son realidades que deben ser reconocidas y discutidas. “Las mujeres somos seres complejos, capaces de actos de bondad y también de maldad. Reconocer esto no disminuye nuestra lucha, sino que la fortalece.”

La valentía de Ortiz promete continuar visibilizando la voz femenina en el cine y la cultura, uno de los cambios más necesarios en nuestra sociedad actual.