El 26 de enero de 1925, en una fría mañana nevada en Cleveland Heights, Ohio, nació Paul Leonard Newman, un nombre que se haría eterno en el mundo del cine y más allá. Este domingo, celebramos un siglo del nacimiento de un ícono que, aunque no sea considerado el mejor actor de su generación, sí fue el más carismático y atractivo, famoso por su deslumbrante mirada azul que robaba corazones.

Newman fue un hombre multifacético, destacando tanto en la actuación como en el automovilismo, una verdadera pasión que alimentó a lo largo de su vida. Curiosamente, a pesar de sus excesos en la bebida, su físico se mantuvo impecable, y siempre llevaba consigo un abrebotellas como símbolo de su amor por la cerveza. Pero su legado va más allá de su imagen y adicciones; fue un pionero en el ámbito social. Con su marca Newman’s Own, donó millones a organizaciones benéficas, especialmente a campamentos de verano para niños con cáncer, buscando siempre devolver a la sociedad algo de lo que había recibido.

Las actuaciones de Newman continúan resonando en la memoria colectivas gracias a sus papeles en películas como *El buscavidas*, *La leyenda del indomable* y *Camino a la perdición*. a pesar de haber recibido nueve nominaciones al Oscar, su reconocimiento finalmente llegó con *El color del dinero*.

A menudo se ha reivindicado la figura de su esposa, Joanne Woodward, quien muchos críticos consideran más talentosa que él, aunque no poseía su magnetismo. Newman, en sus intentos de escribir sus memorias, luchó con su percepción de sí mismo, manifestando en una de sus entrevistas, "Siempre estoy ansioso por reconocer que no soy lo suficientemente bueno". Esta introspección lo llevó a abandonar un proyecto de biografía en 1991, quemando todas sus grabaciones, aunque no sin antes dejar un legado de 5,000 páginas de transcripciones. Estas se han convertido en el libro *La extraordinaria vida de un hombre corriente* y en la serie *Las últimas estrellas de Hollywood*, producida por Ethan Hawke.

La crítica Roger Ebert describió magistralmente la esencia de Newman, contrastándolo con otros actores de su tiempo, y señalando su dedicación al arte y la profundidad de sus personajes. Pese a las expectativas familiares de seguir el negocio de su padre en una tienda de materiales deportivos, la vida de Newman viró hacia la actuación tras recibir formación en el Kenyon College y el Actors Studio.

Su historia se entrelaza con la de Joanne Woodward, a quien conoció en 1952 y con quien se casó en 1958, formando una pareja que, a pesar de sus dificultades, se mantuvo unida. Las tormentas personales que superaron, incluyendo su lucha con el alcoholismo y diversas infidelidades, forjaron una relación que inspiró a muchos.

Paul Newman falleció en 2008, pero su espíritu continúa vigente. Mientras tanto, Woodward, ahora de 94 años, vive en su hogar en Westport, Connecticut, y es cuidada por sus hijas, lejos del ojo público, mientras la memoria de su esposo brilla con fuerza. Con un centenario de su nacimiento, el mundo recuerda no solo al actor y director, sino también al ser humano generoso y humil que fue.