La reciente derrota de la Real Sociedad ante el Anderlecht ha quedado opacada por los incidentes lamentables protagonizados por los aficionados belgas en el Reale Arena. Al finalizar el encuentro, Mikel Oyarzabal, capitán del equipo español, no dudó en expresar su frustración y preocupación por la falta de medidas de seguridad, señalando directamente a la UEFA.

"Es inaceptable que la gente tenga que abandonar el estadio por culpa de unos pocos que no saben comportarse. Hay que ser más proactivos en la seguridad. La UEFA fue informada de la situación hace tiempo, y no hicieron nada", declaró con firmeza el jugador. A su juicio, la responsabilidad de prevenir situaciones como esta recae no solo en los clubes, sino también en las instituciones que rigen el fútbol europeo.

Oyarzabal se mostró alarmado por los efectos de estas acciones en los seguidores de su equipo. "Es increíble pensar que un grupo de violentos puede arruinar la experiencia de tantos aficionados que solo quieren disfrutar de un partido. La UEFA tiene que actuar rápido, no cuando ya ha pasado lo peor", agregó, subrayando que la responsabilidad de la seguridad debe ser una prioridad.

También hizo un llamado a un cambio efectivo y urgente, expresando que "no es suficiente esperar a sanciones posteriores, porque lo que queremos es proteger a nuestros seguidores en el presente, no en el futuro". Esto marca una clara petición para que la UEFA y las ligas europeas evalúen y ajusten sus protocolos de seguridad, buscando prevenir este tipo de desmanes en el futuro.

En la mitad del encuentro, los ultras del Anderlecht traspasaron las barreras de seguridad y lanzaron objetos peligrosos, incluso asientos, a la afición local. Esto provocó pánico y muchas personas tuvieron que evacuar para evitar ser alcanzados.

La Ertzaintza, policía regional del País Vasco, realizó intervenciones durante y después del incidente, resultando en la detención de cinco individuos. Se informa que uno de ellos fue arrestado por atentado a la autoridad, mientras que otros enfrentaron cargos por desórdenes públicos y resistencia a los agentes.

Este drama no solo afecta la reputación de la UEFA, sino que también destaca la necesidad de un sistema de control de seguridad más robusto en todos los eventos deportivos. La pregunta que todos se hacen ahora es: ¿Tomará la UEFA finalmente las riendas de esta situación y protegerá adecuadamente a los verdaderos aficionados?