Nissan ha puesto su mira firmemente en el futuro de la movilidad eléctrica, prometiendo contar con una de las primeras baterías de estado sólido en el mercado. Estas innovadoras baterías requieren un tiempo considerable de desarrollo, y Toyota ha advertido que su implementación vendrá a un costo elevado, lo que limita su accesibilidad en el mercado de vehículos eléctricos.

La compañía japonesa, conocida por su experiencia en el ámbito de los automóviles eléctricos, fue pionera en este segmento junto a Renault, lanzando modelos icónicos como el ZOE y el Leaf, que se convirtieron en bestsellers en Europa.

Sin embargo, Nissan se encuentra actualmente en una grave crisis. Durante su reciente presentación de resultados, los directivos admitieron que la situación es alarmante y anunciaron un plan de ajuste que incluye el despido de 9.000 empleados, lo que representa el 7% de su fuerza laboral mundial.

La magnitud de esta crisis es trascendental, ya que la compañía enfrenta el desafío de reestructurarse en un momento crítico para la industria, donde el coche eléctrico se perfila como el camino a seguir. Hasta 2030, Nissan planeaba lanzar hasta 19 nuevos modelos eléctricos o electrificados, y se esperaba que su primer vehículo con batería de estado sólido fuera una versión eléctrica del famoso Nissan GTR en 2028.

Sin embargo, las expectativas de ingresos han sufrido un duro golpe. Según Reuters, Nissan pronostica una caída del 70% en sus ganancias al final del año, lo que equivale a una pérdida de alrededor de 975 millones de dólares. Esta es la segunda vez que la empresa corrige sus expectativas en lo que va del año, lo que genera una creciente preocupación.

Además, su beneficio operativo entre abril y septiembre ha caído un asombroso 90%, quedando en solo 214 millones de dólares. La tendencia negativa es aún más evidente en el contexto del mercado global, especialmente en China, donde las ventas de Nissan han disminuido considerablemente debido a la fuerte competencia de marcas locales que están dominando el sector de los vehículos eléctricos.

En Estados Unidos, un mercado clave para Nissan, la compañía se ha enfrentado a una creciente preferencia por los coches híbridos, donde sus rivales, como Toyota, están capturando rápidamente el interés de los consumidores. Esta situación ha puesto a la compañía en el punto de mira de los analistas, quienes aseguran que Nissan debe reaccionar con rapidez para no perder más cuota de mercado ante competidores como Honda y Toyota, que están cosechando éxitos con sus vehículos híbridos.

En vista de la crisis, Nissan planea implementar un drástico programa de ajuste, con el objetivo de ahorrar 2.600 millones de dólares. Esto implica una reducción de la producción global del 20% y el mencionado despido de 9.000 empleados.

“Estamos reestructurando nuestro negocio para que sea más ágil y resistente, y estamos reorganizando la gerencia para responder rápidamente a los cambios en el entorno empresarial”, afirmó Makoto Uchida, CEO de Nissan. Como parte de estas medidas, Uchida ha decidido reducir su salario en un 50%, y otros altos directivos también seguirán su ejemplo, aunque aún no se ha detallado en qué medida.

Un rayo de esperanza para la compañía llega a través del fondo Suntera, que ha adquirido el 2,5% de las acciones de Nissan, lo que ha impulsado ligeramente los precios de estas acciones, que habían sufrido una significativa caída. No obstante, la tendencia a largo plazo de las acciones refleja un preocupante descenso del 40% en comparación con hace cinco años, lo que pone en entredicho el futuro de Nissan en un mercado tan competitivo.