La mañana fue de la Princesa Leonor en solitario, pero la verdadera celebración llegó con la reunión de toda la familia real en el Auditorio de Oviedo. Este evento, que se ha convertido en una hermosa tradición, fue un festín de música y compañía. Con el auditorio completamente lleno, don Felipe y doña Letizia hicieron su entrada junto a sus hijas, la Princesa Leonor y la infanta Sofía, recibiendo el calor de las autoridades locales como el presidente Adrián Barbón y el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli.

La velada tuvo lugar en el marco de la 32ª edición de los Premios Princesa de Asturias, donde personalidades como Joan Manuel Serrat, acompañada por su esposa Candela Tiffón, fueron algunos de los galardonados presentes. La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, bajo la dirección de la carismática Alondra de la Parra, ofreció un repertorio que emociona y transporta. La audiencia se puso de pie agradecida cuando comenzó a sonar el himno español, marcando el inicio de una noche mágica.

El concierto fue un verdadero viaje musical a América, comenzando con 'Three Dance Episodes' de Leonard Bernstein. A medida que el público se sumergía en la música, hitos como la 'Rhapsody in Blue' de George Gershwin, que celebra su centenario, llevaron la experiencia a otra dimensión, especialmente con la interpretación del pianista francés Thomas Enhco. La fusión de la melodía del himno español con los acordes de 'Asturias patria querida' brindó un momento de pura conexión entre la música de España y la de América.

No pudo faltar la obra del célebre compositor brasileño Heitor Villa-Lobos, que trajo consigo un cambio radical en el ambiente del auditorio. 'Chörus No.10 Rasga o Coraçao' fue el encargado de incitar a las voces del coro, que llenaron la sala con energía vibrante. El público pudo sentir la emotividad que estas piezas transmitían, culminando en una interpretación de 'Maracatu de Chico-Rei' de Francisco Mignone, que representa la riqueza cultural de Brasil.

Entre los asistentes, figuras reconocidas como Iñaki Gabilondo y el actor Eduardo Noriega se mezclaron con el público asturiano que aplaudía con fervor. A pesar de no haber propinas musicales, el himno de Asturias resonó en el auditorio, donde todos, incluidos los Reyes y sus hijas, entonaron la letra con respeto, contribuyendo a un ambiente de unidad.

El evento cerró con saludos y miradas cómplices en el hall del auditorio, donde el público aguardó para interactuar con la Familia Real, que este año también incluía a la Princesa de Asturias y a la infanta Sofía en la cena tradicional previa a la ceremonia. Este encuentro se ha instaurado como una cálida tradición, consolidando una vez más el vínculo entre la familia real y el pueblo español.